El horizonte y la mar
En2 enero, 2019 | 0 comentarios | Sin categoría |

 

Y la mar siempre miraba al horizonte desde la orilla y trataba de alcanzarlo a base de mareas y olas sencillas, que terminaban siendo espuma cualquier día. Y no tenía claro si iba o venía pero sabía que no se detendría.

Y el horizonte esperaba ansioso en su distancia de mentira, anhelando que la marea y las olas terminaran por conseguir que la mar le tocara y así fundirse en ese beso eterno donde decirse todo, sin hablar nada. Y se acercaba a base de nubes con forma y estrellas fugaces con mensajes.

Y mientras la arena, en silencio, se sabía el camino seguro entre la orilla y el horizonte porque de siempre observó los pasos de la mar y la firme esperanza de quien la esperaba

la mar suspiraba con la vista al frente nublada por la bruma salada de sus lágrimas contenidas: necesito besarte para respirar, porque sin besarte no respiro y si te besara no necesitaría respirar.

El horizonte la miraba creyéndola lejos, temiendo que el sol o la luna la confundieran en su destino: siento tanto tú ausencia que estás muy presente; y te tengo tan presente que es imposible que estés ausente.

Entonces sucumbió el tiempo porque la mar y el horizonte tal vez se encontraron mientras todos los veían de lejos, y al encontrarse descubrieron otra mar y otro horizonte.

La mar siempre va y viene con sus olas y el horizonte siempre la espera, azul o gris, en sombra o con luz, derrotando a las horas y al miedo, y con el infinito como refugio escondido.

Dejar una respuesta

  • Más artículos