Estibalitz Tijero Izquierdo es una polifacética creativa en distintos ámbitos del arte. Diseñadora de moda profesional, también amante de la fotografía, ha descubierto la escritura de modo casual.

Comenzó su andadura en el mundo de la literatura con una novela romántica actual, Rojo Venecia. Movida por el éxito de esta, inició su segunda obra, En Aquel Banco, en la cual plantea una crítica social.

Entre tanto, compagina su vida laboral con su familia que añade música a sus momentos de inspiración.

Un buen día recibí un mensaje por Messenger de una persona que no conocía. Me sorprendió que Javier, presidente de una organización que lucha contra el acoso escolar, me enviara una nota. Los que me conocéis, sabéis que soy muy activa en redes sociales, son un balcón al mundo, y Rojo Venecia, mi primer libro, tiene mucha culpa de ello. Este señor, viendo mi preocupación por el bullying, palabra que no me gusta nada, me preguntó si mi primera novela tenía algo que ver con esa lacra social. Evidentemente, le contesté que no. Me dijo que les gustaba hacerse eco y difundir obras que puedan aportar algo a la lucha contra el acoso escolar. Obviamente, Rojo Venecia no está relacionada con esta herida abierta y así se lo hice saber. Y comencé a escribir una segunda historia que no me llenaba. De repente, me vino a la mente una historia de superación después de mucho sufrimiento interno. No sabía lo que saldría. Todavía soy novata. Escribí mucho y borré más de la mitad, hasta que vi claro el hilo que debía seguir: En aquel banco. Hilo conductor de una historia en la que la vida se abre paso a base de lucha, libros y mucho amor. Amor, lo más importante. No quiero alargarme. Es una historia maravillosa en la cual la protagonista, no es quien parece ser. Al principio, solamente quería contar una historia de superación, decir muy alto que sí se puede salir de ese fondo tan oscuro.

Pero después se convirtió en algo más, algo muy importante e íntimo. No hay que olvidar en ningún momento que es una novela, por lo tanto, una gran parte de lo narrado es ficticio. Tengo hijas y estas, amigas, he dado clases a grupos de alto rendimiento, he observado maldades a patadas por parte de niños y de familias. Solo quiero hacer visible que cualquier niño es vulnerable. Y esa vulnerabilidad es capaz de matar sus sueños. Cualquiera se puede convertir en víctima y cualquiera puede ser verdugo. Quiero que a todos nos quede bien claro que se puede salir de esa maraña. ¡Claro que se puede! Habréis sido partícipes de campañas en contra del acoso escolar, pero la mejor campaña es la prevención. Puede ser que alguien se vea reflejado en alguna de las situaciones, en lo positivo o tal vez en lo negativo. Si es que has ayudado a salvar esas maldades, sigue así, pero si, por el contrario, te encuentras en el lado oscuro, vuelve a pasar por este capítulo y piensa, piensa cómo evitar hacerlo de nuevo.