BLUE SEA – Registro Limassol

Un relato sin pretensiones, que nace con la intención de conservar unas vivencias que el tiempo en su voracidad inmisericorde, acaba por ocultar o enterrar en la caprichosa y frágil memoria, lo suficiente como para pensar que los avatares de tiempos pasados nunca han existido. En mi inquietud de que el olvido no las haga desaparecer en su onírica existencia, el remedio supongo que consiste en contarla a los que tengan la paciencia de escucharlas, con el riesgo de que el olvido vuelva a renacer, o escribirlas con la razonable esperanza que algún día alguien al leerla, las reviva, desde su particular punto de vista, con toda su particular interpretación. Una misma historia escrita son tantas historias distintas como tantos sean los lectores que la lean.
Un relato a veces autobiográfico, alejado de las heroicidades del atormentado Lord Jim, que J. Conrad, embarcó a bordo del Patna, en donde las circunstancias acabaron con su sueño de marino como nos va contando Marlow.
Otra época y otros buques, pero con los mismos sabores y olores, los mismos problemas y las mismas tempestades que siempre nos acompañan, aunque no siempre con la misma intensidad y el mismo desenlace.

Con la sabiduría que da la experiencia alimentada únicamente por el paso del tiempo y el conocimiento que regalan los maestros, un día llegamos a comprender que los buques de hierro solo son hierros, fríos y sin alma y que los tripulantes y sus circunstancias son quienes otorgan la verdadera vida y alma a la nave que cabalgan.
Hoy en día, más de una vez me he preguntado cómo fue posible que me viera metido voluntariamente y al mismo tiempo ignorante de lo que en aquellos tiempos estaba viviendo, ¿en dónde me había embarcado? Sin duda hoy no lo haría y posiblemente, si supiera lo que me esperaba, tampoco me hubiera atrevido a enrolarme en el Blue Sea, también es verdad que es así, como se va adquiriendo la formación en esa particular asignatura de los valores personales, que más tarde se va transformando en sabiduría de viejo, que es lo que algunos jóvenes llaman «batallitas» y los no tan jovenes llaman experiencia.

 

COMENTARIO  DEL CAPITAN DE LA MARINA MERCANTE  D. JACOBO MUÑIZ DAZA 

Querido Fernando: Ese gusanillo que queda cuando has pasado a la vida de pilotar desde la arena de la playa me lo has despertado con tu «BLUE SEA…» Has plasmado con maestría esas singladuras vividas tiempos ha, cuando aquellos viajes en viejos candrys de vetustos radares. Y sobre todo esa defensa, que haces al principio del libro, del sextante (creo que es así), cuasi jubilado por culpa de las tecnologías. Dices con gran acierto: «El progreso acaba con un oficio adquirido a base de golpes de mar…» Siempre se aprende algo de tus libros maestro. Sigue, sigue navegando. Un abrazo.

 

 

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