CAMINO REAL – EL ACUARELISTA DE LA TRILOGIA

Miguel Angel Camarero               A  Miguel Ángel Camarero Suanzes

 

 

Estas primeras letras quiero dedicarlas a mi amigo Miguel Ángel, que poco antes de acabar esta trilogía, nos dejó, quedando vacío su lugar en las vidas de los que lo hemos conocido y disfrutado de la calidad humana de una persona inigualable.

Ha tenido la amabilidad en sus insospechados últimos días de ilustrar estos libros que conforman la trilogía de una narración propia de marinos, un viaje que pudo haber sido el suyo y que inesperadamente se vio interrumpido por unas circunstancias que me cuesta mucho aceptar.

Nuestro viaje de amistad comenzó cuando solo éramos unos adolescentes, nuestras querencias por la mar nos llevaron a hacernos marinos en la EON de La Coruña, después de compartir las mismas prácticas de mar en la M/N Joaquín Ponte Naya, cruzando el Atlántico en repetidas ocasiones, nuestros destinos se fueron alejando, pero siempre la sisga de la amistad nos mantuvo cercanos, que ahora con la jubilación habíamos retomado y que disfrutábamos con la tranquilidad que da la edad, apreciando la calidad de nuestras charlas, en que él era un hábil y ameno conversador, almacenaba además de experiencia, la calma de una conversación pausada y culta.

Los que lo hemos conocido y disfrutado de su amistad, sabemos de su calidad humana, que nos hace presumir de haber sido considerados sus amigos.

Lo adornaba la virtud de ser un buen pintor y acuarelista, entre otras virtudes, dejando en innumerables exposiciones la muestra de su maestría, especialmente en las marinas y motivos náuticos que tanto practicaba, y que podemos observar en algunos de los edificios más notables de la ciudad de La Coruña y en algunos más por el mundo adelante, además de en algún importante Museo Naval.

A mí me dejó, además de algunas de sus acuarelas, muchos recuerdos de juventud y en nuestros momentos de ocio, conversaciones y confidencias impregnadas de su calidad humana con la cercanía que me hizo sentir su amistad durante unos cincuenta y tantos años de nuestras vidas.