Relatos
En24 diciembre, 2020 | 0 comentarios | Sin categoría |

Añoranza

Recordaba aquel tiempo cuando los preparativos en el fogón comenzaban a temprana hora para que diera tiempo y estuviera todo dispuesto a la hora prevista de celebración de las fiestas más importantes del año. Además, preparaban las sorpresas para los niños que atesoraban todavía la bendita inocencia, y por ello todos sentían la complicidad jubilosa de jalear la divertida reunión. Nico comenzaba con su masa de empanada y no dejaba entrar a nadie en la cocina hasta que la terminaba. Lo ponía todo perdido de polvillo y, Zoraida ese día lo dejaba que disfrutara y no protestaba pese a que era una maniática de la limpieza. Lo que más le gustaba a Nico era cuando llegaban sus invitados y al entrar en la casa alababan los olores conocidos de años anteriores, como si la Navidad estuviera almacenada en los recuerdos imperecederos de cada uno de ellos, y cada año se asomara a degustar las delicatesses que preparaba Nico con tanto tesón, amor y goce. A todos les aportaban esas sensaciones de nostalgia del ayer que permanecía en la memoria. Cuando Nico terminaba sus empanadas, dejaba la cocina como una patena y Zoraida no podía protestar. Ella sin que él lo notara lo alababa ante todos y terminaban jaleando todas sus proezas en el fogón. Los recuerdos siguen en la memoria de los comensales, y de vez en cuando los mencionan, pero Nico hace un tiempo que no les hace las empanadas en las comidas señaladas que cada día son más espaciadas y añoradas. ©

Isa Hdez.

15/12/2020

 

 

 

 

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