El caso de Ángeles

Ángeles tenía cuarenta y tres años cuando acudió a mi consulta. Sufría de gran ansiedad, preocupación permanente, miedos, depresión, insomnio, sobrepeso e intensos dolores articulares. Su historial clínico mostraba una alarmante falta de resultados en todas las estrategias terapéuticas aplicadas. Estaba desesperada.

Mostraba una gran inteligencia y coherencia. Constaté que era altamente sensible. Al ir hablando con ella, se fue haciendo cada vez más patente la posibilidad de que sus problemas tuvieran un origen psicosomático. Su inteligencia y su alta sensibilidad le estaban jugando una mala pasada. Para solucionarlo, tenía que explicarle cuál era el origen de su problema. Sin embargo, había algo más, una clave que permanecía oculta.

Esa clave se reveló cuando me confesó, plenamente convencida, pero con una gran dosis de vergüenza, que su padre muerto estaba junto a ella. Hasta entonces, nadie le había dado importancia a esta creencia. A partir de aquel momento, sin entrar a debatir si se trataba de algo era real o imaginario, simplemente respetándola, intenté aprovecharla positivamente para desbloquear la situación emocional que, como un bucle, la mantenía atrapada: ella se sentía culpable de que su padre siguiera ahí, intentando protegerla, pero no podía evitar sentirse triste, débil y enferma, como queriendo que no se marchara…

La estrategia a partir de aquel momento consistió en transformar positivamente sus pensamientos. Ante todo, debía pensar que su padre ya no sufría dolor ni enfermedad alguna. Luego, cambiar los recuerdos tristes y dolorosos de la muerte de su padre que le venían a su mente, por recuerdos de momentos alegres y felices vividos conjuntamente. Finalmente, convencerse de que, si su padre la veía dejar de sufrir, podría marcharse en paz.

En pocas semanas hizo un cambio radical. Ángeles empezó a mejorar en todos sus síntomas, tanto psíquicos como físicos. Perdió el miedo, estaba tranquila y animada. Fue recuperando agilidad y disminuyendo sus dolores. Sus expectativas sociales y labores fueron mejorando progresivamente. Actualmente está libre de afecciones y gozando plenamente de su vida. —Sé que está feliz en el cielo— dice cuando habla de su padre.

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