Un cuadro, convertido en personaje, se comunica con el pintor siendo capaz de sentir y dejar prueba de su venganza. Una trama en «habitación cerrada» con mucha intriga. José Mensuro conoce perfectamente el mundillo del arte y sus entresijos; hay cuestiones en la vida de los artistas que el público desconoce y que el autor, a medida que se desarrolla la acción de la novela, nos va revelando. 
Raúl, pintor reconocido, vive una historia ambientada en el País Vasco, con ramificaciones en París, Lisboa y Norte América, que poco a poco, se va convirtiendo en un obsesivo deseo de superación, acabando en una ambición desmedida que le conduce a un fatídico desenlace.

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