TEXTO DE SEBASTIÁN RUBIALES PARA LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO
Buenas tardes. Muy agradecido de poder participar en este acto. Seré breve.
Unos días después de recibir de Juan Miguel esta invitación me dio por pensar qué es esto que denominamos “pareja”. En qué consiste. Y me llevé unos días buscando sin encontrar una respuesta suficiente, por mi incorregible manía de hacerme preguntas. Me imaginaba una pareja… de póker, una pareja… de baile o una pareja… de la Guardia Civil. Y sabía qué eran. Pero cuando pensaba en una pareja “sentimental”, no encontraba respuesta suficiente. No son amigos, no son amantes, no son compañeros, no son socios propietarios… ni dejan de serlo. Qué raro.
Una tarde quedé con Juan Miguel a tomar un café en Valdelagrana, para charlar sobre esta presentación. Y enseguida aproveché la ocasión.
-Juan Miguel, tengo un problema. Lo he estado pensando detenidamente, pero, en realidad, no sé bien qué es una “pareja”.
Y con esa media sonrisa suya de complicidad y camaradería -que tan bien conocemos sus alumnos y compañeros- me señaló la página 39 de este libro, donde Neuberger dice: “Una pareja está formada por dos seres que se cuentan que son una pareja…Una pareja son dos seres que van a contarse la historia que los crea”.
Es decir, una pareja es algo que consiste en querer que consista. Como si su esencia se disolviera en una querencia. Un ser que es un querer. Una consistencia que, en realidad, es una inconsistencia.
Curiosamente, este carácter singular lo refleja también a su modo la doctrina de la Santa Madre Iglesia Católica cuando se refiere a los sacramentos.
En todos ellos, según la ortodoxia católica, el ministro, es decir, el sujeto del sacramento es el sacerdote. Es él quien pone en contacto a los mortales con lo sagrado, con la divinidad. Es el mediador. Excepto… en el sacramento del matrimonio, en el cual el sacerdote es solo testigo. Y son los contrayentes los ministros que ejecutan y realizan el propio sacramento bajo la fórmula de un mutuo consentimiento. De tal manera, que es válido un matrimonio con la sola condición de la voluntad de los contrayentes, haya o no ceremonia, iglesia o cura. Uno no puede bautizarse a sí mismo, ni confesarse, ni darse la extremaunción. Pero sí puede casarse.
Esto es exactamente lo que dice Neuberger: una pareja son dos seres que dicen que son pareja, es decir que se reconocen como tal.
No me digan ustedes que no es curioso.
Además de todo esto anterior, por mi parte tengo la creencia de que dos -por más que se cuenten uno a otro- son una muchedumbre. Una algarabía de voces y silencios. Con frecuencia, un batiburrillo.
Y a esto hay que añadirle -además- madres, suegras y cuñados. ¿Es o no este ayuntamiento una algarabía? No hace falta ser un escéptico (que lo soy) para entender que las posibilidades de desencuentro son considerables, por decirlo con suavidad.
Efectivamente, hay un pandemonium de necesidades, mandatos, máscaras, deseos, lealtades y expectativas confesas e inconfesas. Todo multiplicado por dos. Un proyecto de lío.
No quiero exagerar, pero para adentrarnos en esta selva hemos tenido la suerte de encontrar un mapa: el libro Fascinación y Desilusión que hoy nos presenta Juan Miguel es en mi opinión una brújula imprescindible para no perdernos en el marasmo afectivo de cualquier pareja. Y es un mapa en un doble sentido:
Por una parte, sobre la pareja hay un relato académico, documentado, riguroso en el que se desbrozan los tipos de pareja, la naturaleza de la demanda terapéutica, el propio proceso terapéutico… Pero, por otra hay, también, un segundo relato emocional tejido -como el que no quiere la cosa- con boleros, canciones, poemas…. con guiños cómplices sobre el amor y el desamor, sobre el pegamento de la pareja.
Leer Fascinación y Desilusión es como ir a una biblioteca, a un festival de música, a un cine. A todo ello a la vez. Las palabras, las imágenes, la música…nos son conocidas y desconocidas a la vez. Siempre descubres algo nuevo que ya sabías de alguna manera. Y tienes la intensa sensación de leerte más que de leer. Juan Miguel confecciona un relato con hilos académicos y con hilos emocionales. Y a los Mony Elkaim, Canevaro, Andolfi, Bowen…los va entretejiendo con Benedetti, Neruda, Sabina, Serrat…para hacer un relato personalísimo de nuestros lugares comunes “emocionales”. Los 40 Principales del amor y del desamor.
Por otra parte, como suele suceder con casi todos los libros, Fascinación y Desilusión es una viva imagen de su autor que yo resumiría en tres palabras: conocimiento, empatía y generosidad. Juan Miguel atesora una sólida formación humanística y científica acrisolada durante casi 40 años de profesión, una tremenda capacidad de sentir con el sufrimiento ajeno y una singular generosidad con todos los que le rodean: familia, amigos, compañeros, colegas, discípulos…y pacientes. Me olvidaba de la Kaki, que muchas tardes me saludaba la primera.
Conocimiento, empatía, generosidad. Esa música tan suya y tan particular con la que ha escrito en todos sus libros y artículos y -junto con Antonio Redondo- en ese lugar querido por tantos de nosotros llamado IFS Cooperación.
Fascinación y Desilusión es el último regalo de los muchos que hemos recibido de Juan Miguel, escrito como es él, lúcido, inteligente, culto, interesante y hasta atractivo.
Quiero terminar trayendo una cita de Ramón Eder, que creo muy apropiada para la ocasión: “Una forma de ser genial al alcance de cualquiera es decir ciertas cosas regalando un libro que las diga genialmente”.
Muchas gracias, maestro, por este libro genial e imprescindible.
Sebastián Rubiales, Cádiz, 8 de noviembre de 2019.
Referencia:
SEBASTIÁN RUBIALES, Licenciado en Filosofía Pura por la Universidad Complutense de Madrid y en Psicología. Especialista en Psicología Sistémica y Terapia Familiar. Terapeuta colaborador en el Instituto de Formación Sistémica Cooperación. Escritor, tiene numerosos artículos en prensa y ha publicado los libros:
