Texto de la presentación del libro de Juan Miguel de Pablo
En3 junio, 2018 | 13 comentarios | Sin categoría |

Antes de empezar quiero expresar mi agradecimiento al Centro Integral de la Mujer y al Ayuntamiento de Cádiz por ceder esta sala para la presentación del libro y, de forma especial, a Pilar Tubío (Presidenta del Colegio Oficial de Trabajo Social de Cádiz, y trabajadora de este mismo Centro de la Mujer) por haberme ayudado en todas las gestiones para conseguirlo así como por hacerme el honor de ser la maestra de ceremonias en este acto.

Dicho esto, quiero reconoceros que he dudado mucho sobre cómo enfocar la presentación del libro. Al final, para evitar que se convirtiera en una especie de acto académico formal he optado por hacer algo diferente para un texto de estas características.

Como bien sabéis este libro no es un texto literario, no es poético… podréis leerlo y agradeceré que me honréis haciéndome llegar todos los comentarios que estiméis oportunos, y así poder mejorarlo. Pero hoy, rodeado de tanta gente que quiero y aprecio, voy a intentar presentarlo de una forma diferente, quiero presentarlo desde el corazón.

Como quise reflejar en la portada del libro con esta preciosa imagen del tres en raya: corazones rojos de vida alineados sobre una pizarra oscura, venciendo a las aspas del desencanto y la muerte. He pedido además, para conseguirlo, ayuda a Mario Benedetti, a Magdalena Sánchez Blesa y a García Lorca, a sus poemas y palabras, para que este texto que os leo, contenga latidos, palabras certeras y acordes amables.

Antes de nada, dejadme que os cuente una pequeña historia. Cuando tenía la edad de once o doce años, mis padres atravesaron una época difícil. Veía el sufrimiento de mi madre causado por algunas torpezas de mi padre, por sentirse traicionada. Veía también el dolor de mi padre, en sus espasmos de estómago y en aquellos ojos verdes llenos de una tristeza profunda. Como hijo único, muy apegado a mi madre, estaba al tanto de todo, informado al minuto de lo que ocurría entre ellos. Mi madre me expresaba su decepción y su incertidumbre ante la situación. Qué hacer, cómo resolver aquello. Sin saber cómo, terminé aconsejándola, como buen hijo responsable y parentalizado, que hablaran los dos, que vieran cómo afrontarlo juntos.

Al día siguiente, por la tarde, llegué del colegio a la casa, una humilde portería en el centro de Sevilla. La puerta de mi casa, como las porterías al uso, tenía una cristalera desde la que se podía controlar el portal de entrada, el acceso de las personas al edificio. Cuando llegué hasta aquella puerta, desde fuera, veía el salón en penumbra con un tenue reflejo producido por la luz del dormitorio que estaba encendida. Me quedé quieto, escuchando, podía oírlos en la distancia. La voz de mi madre enfadada, triste. Mi padre en silencio. Estaban hablando. Esperé impaciente.

Ellos solucionaron aquello, no sé cómo, quizás simplemente decidieron pasar página. No se volvió a mencionar el asunto, algo que agradecí enormemente.

Aquel día -me lo cuento sin saber si es así pero así me gusta contarlo- quizás nació un terapeuta…, un terapeuta optimista. Como escribí en la dedicatoria del libro, siento que gran parte de lo que soy se lo debo a ellos, “a mis padres, tan lejos y tan cerca, por amarme lo suficiente y equivocarse sólo lo justo”.

La psicoterapia sigue siendo para mí, ese espacio en penumbra. Un terreno incierto, donde se debaten cuestiones sobre la vida y sobre la muerte. Entre historias desoladoras, penitencias y reflejos de luz tenue. Porque sí, la vida nos trae siempre tormentas dolorosas, nacidas entre las tempestades de las personas que amamos por el mismo hecho de amarlas. Nos quedamos escorados, angustiados, como dice Benedetti, con esa “tremenda opresión… Ahí, en el pecho, cerca de la garganta, porque ahí debe estar el alma, hecha un ovillo” (Mario Benedetti. La Tregua).

El alma hecha un ovillo, preciosa imagen. Un ovillo revuelto de ausencias, de miradas perdidas, de desamores. En esos momentos, la búsqueda de sentido es necesaria, estar disponible al encuentro, a la posibilidad de que alguien pueda mirarnos diferente y ayudarnos también a mirar distinto porque, volviendo a Benedetti (Mario Benedetti. Pausa):

De vez en cuando hay que hacer
una pausa
contemplarse a sí mismo
sin la fruición cotidiana
examinar el pasado
rubro por rubro
etapa por etapa
baldosa por baldosa
y no llorarse las mentiras
sino cantarse las verdades.

La labor de la psicoterapia es calma, tiempo para dar tiempo, el tiempo que se requiere para desvelar las emociones, alinear los corazones: el corazón de la infancia dolida, el corazón de la adultez asustada y el corazón de los padres perdidos. Tres corazones para hacerlos uno, tenderles puentes, templando voces, prestando la mirada abierta, la atenta escucha y la mano presta.

Se requiere dejarnos acompañar en este sendero extraño, que baja a nuestro infierno personal, para buscar las vetas de tesoros olvidados, donde se pueden encarnar el hombre y la mujer que somos, escondidos la mayoría de las veces, tras la bruma de una conciencia engañosa. Dice Benedetti (Mario Benedetti. No te rindas):

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

He usado como antesala de mi libro un trozo del poema Instrucciones a mis hijos de Magdalena Sánchez Blesa. Desde que tuve la ocasión de conocer este poema me pareció una excelente descripción de un aspecto imprescindible en la labor del psicoterapeuta, el que se refiere a la importancia de que se despierte y mantenga su curiosidad por conocer y visitar las historias del otro y las emociones que las acompañan. Dice este poema:

“…Jamás se os olvide que en el mundo hay guerra

Por pasar de largo sin gloria ni pena delante de un hombre

Y no preguntarnos qué sueño le inquieta

Qué historia le empuja,

Qué pena lo envuelve,

Qué miedo le para,

Qué madre lo tuvo,

Qué abrazo le falta,

Qué rabia le ronda,

Qué envidia lo apresa…

Jamás, y lo digo faltándome fuerzas,

Si el mundo se para,

Os quedéis sentados viendo la manera de que otro lo empuje

Remangaos el alma,

Sed palanca y rueda,…”

Remangaos el alma, sed palanca y rueda.

No somos profesionales asépticos, hacer psicoterapia supone hacer uso de nosotros mismos, estar vinculados, sentir las pertenencias que nos otorgan un nombre, un rostro. Por eso este libro está dedicado de forma muy especial a mis hijos Elena, Marcos y Alma, “por ser mi motor más amado, el mejor afán y la esperanza más duradera, los que me ayudaron a “remangar el alma” para ser “palanca y rueda” según las palabras del poema. Con ellos estoy seguro de haber cometido errores, pero también de haberlos amado y amarlos sin medida, me tranquiliza pensar que, si mañana lo necesitaran, siempre podrán desgranar y restituir sus historias gracias a otras personas que hacen de la psicoterapia su oficio y su arte.

A Victoria, mi esposa, “por estar siempre, sosteniendo mi pulso, por ser sustento que me sosiega, paz y paciencia en los quiebros del corazón”. Siempre me animó a explorar nuevos mundos, convirtiendo el boceto de un artículo en algo más ambicioso, el libro que ahora presento. Sé que no podré compensar su absoluta generosidad, a costa incluso de las distancias impuestas, de la soledad en soledad vivida y de los tiempos vacíos. Sé de cada detalle pequeño, de cada sacrificio diario, con los que me ha obsequiado durante 37 años, partes de su tiempo y de su voz, para ayudarme a ser lo que ahora parezco y que, en cierta medida, no soy… porque ella conmigo se dibuja y confunde.

Volviendo a la psicoterapia, quiero deciros que nace en esa conversación íntima, en ese encuentro extraño. Es ese el espacio donde se gesta la tarea. Nace en el afán por conocer y desmenuzar las historias que conmueven y liberan, a la postre, el alma. Surge en la disponibilidad a la vibración con el corazón ajeno, en la inmersión en el otro, de ese otro que soy yo mismo por un instante.

Para que este libro naciera, he necesitado de miradas cómplices, las que me acompañan desde hace años, las de mis amigos Jose, Antonio, Nuria, Magdalena… (y tantos más) -permaneciendo en mi recuerdo los que están lejos o marcharon para siempre-. A todos ellos, gracias “por acompañarme en la aventura de los años, por compartir alivios y sabores, por corregir mis ocurrencias”. En especial quiero dedicar este libro a Antonio Redondo, porque una parte importante del mismo ha anidado y crecido en mí, con su voz y compañía durante más de 20 años; por ser mi compañero de fatigas, mi pareja de hecho sin desechos, mi álter ego. Ambos forjamos, gracias a este roce cercano, COOPERACION, el instituto que nos conformó más viejos y más flexibles, juncos creciendo camino ya de la senectud. La salud mental requiere estar plena de amigos y amigas que nos miran amables y que, como mucho, disculpan sonriendo nuestros errores.

Siempre he defendido, y así me lo enseñaron, que para este trabajo era necesario conocernos sentados en la otra silla del consultorio. Ser psicoterapeuta comporta el doloroso lujo de haber sido paciente, de desnudar nuestra fragilidad ante el otro, de sacar a pasear nuestra propia angustia y agradecer la mirada serena que requiere el sosiego a nuestro desaliento. De ahí que mucho de lo escrito se construyó gracias a mis terapeutas y maestros: Ángeles, Sergio, Pedro… (y algunos más), a ellos les dedico este proyecto, “por calmar mi temblor ante lealtades imposibles, despertar mi curiosidad por otros paisajes y por alentarme al riesgo de intentarlo de nuevo”.

Por supuesto, lo dedico a mis pacientes, “por confiarme los matices de sus vidas, por dejarme estar quedo y en silencio, en tantas de sus tormentas y mares calmos”. Por disculpar mis torpezas de neófito y enseñarme que las cosas pueden ser, siempre, mil veces mejor de cómo las imaginé. Por contarme las más bellas historias, algunas tristes y desoladoras, otras llenas de pasión y esperanza, permitiéndome ser espectador atento ante la más fabulosa filmoteca de la vida. Sigo conversando con ellos, y espero que ellos conmigo, en los recónditos rinconcitos del alma.

Y, por último, quiero dedicarlo a mis alumnas y alumnos (ellas siempre fueron más), a estas alturas muchos ya colegas de profesión, por regalarme la mirada atenta, el corazón abierto y las manos dispuestas, para ser ellos también “palanca y rueda”. Hoy o mañana, ellas y ellos, se sentarán en una sala como esta, darán las gracias a los asistentes, se aclararán la voz y hablarán de otras psicoterapias posibles, de otros faros recién descubiertos, de otros nuevos libros. Imagino su alma a borbotones, sus manos encallecidas, sembrando un mundo de escucha disponible, para tantas y tantas nuevas historias, historias del amor y el desamor, de las soledades compartidas.

Escribe Lorca en su obra El Público, un fragmento que me acompaña desde hace más de 40 años (imaginad que Lorca fue una de mis posibles y prometedoras tesis doctorales incumplidas). Este fragmento, en mi mente, se dibuja como un deseo y dice algo retocado: quiero ser “un hombre, tan hombre, que se desmaye cuando se despierten los cazadores. Un hombre, tan hombre, que sienta un dolor agudo en los dientes cuando alguien quiebra un tallo, por diminuto que sea… …Un gigante, tan gigante, que pueda bordar una rosa en la uña de un niño recién nacido”.

A todos, y a vosotros en especial, muchas gracias.

Comentarios 13
Fernanda Tovar Revert Publicado el 3 junio, 2018 a las 5:46 pm   Responder

Vuelvo a llorar, como cuando te las escuché, al leer tus conmovedoras palabras sobre tu recorrido por la vida, tan hermoso; y tu acompañar los recorridos de otros, entre ellos el mío, de lo que me siento muy honrada. Gracias.

juanmigueldepablourban Publicado el 3 junio, 2018 a las 6:23 pm   Responder

El honor y agradecimiento son míos, siempre has estado a mi lado ayudándome y apoyando todas las iniciativas. Un beso muy fuerte.

Oliva Manzorro Publicado el 3 junio, 2018 a las 5:54 pm   Responder

Leerlo me ha emocionado y encantado. Supongo que oirte aún más. Enhorabuena a ti y a toda la familia.

juanmigueldepablourban Publicado el 3 junio, 2018 a las 6:21 pm   Responder

Gracias Oliva.

Pilar Moreno Escudero Publicado el 3 junio, 2018 a las 7:21 pm   Responder

Tu presentación me ha llegado al alma , entre otras cosas porque os quiero mucho, pero ademas porque a pesar de conoceros creo que bien , hay muchas cosas que descubro de ti por ejemplo tu sensibilidad de poeta, acabo de enterarme que te gusta y ademas los mismos poetas que a mi uno ,de mis preferidos Mario Benedetti , creo que tu tampoco sabes que yo escribo poesías ,.Recuerdo un libro que tu me regalastes , «yo padre, yo niño, yo adulto», que me encanto y he guardado en mi interior consejos entre risas y bromas que me han ayudado mucho a ser mas fuerte , a quererme mas , aunque no todo lo que debería, por eso y por muchas cosas mas te admiro y te respeto y como no, te quiero amigo a ti y a toda la familia

juanmigueldepablourban Publicado el 3 junio, 2018 a las 7:32 pm   Responder

Gracias Pili, me alegra que te haya gustado. Ya sabes que os queremos mucho porque siempre os siento como familia. Un beso fuerte.

Pilar Moreno Escudero Publicado el 3 junio, 2018 a las 9:25 pm   Responder

Me ha encantado , no sabia de tus sentimientos de poetas , has citado a uno de mis preferidos Mario Benedetti, …yo tambien escribo poesías, esta tu presentacion me ha traído muchos recuerdos , entre ellos a tu madre, orgullosa de ti y tambien de un libro que me regalastes «el yo hijo, el yo padre y el yo adulto » …me encanto y tambien recuerdo entre risas y bromas cuanto me enseñastes

Susana Publicado el 4 junio, 2018 a las 9:11 am   Responder

ENHORABUENA…una emoción ha recorrido mi cuerpo al leer tus palabras,mientras le daba el pecho a mi hija ! Conocía muchos de tus valores pero no la de poeta,preciosas palabras! He llorado de emoción con aquello que dedicas a mamá y papá «gracias por amarme lo suficiente y equivocarse lo justo» te deseo lo mejor,muchos éxitos con este nuevo hijo y viaje de tu vida.Agradecida eternamente …espero poder acudir a alguna presentación más de tu libro y que me lo firmes
un abrazo muy grande!

juanmigueldepablourban Publicado el 4 junio, 2018 a las 7:18 pm   Responder

Gracias Susana, me alegra que te haya gustado. La firma del libro cuando quieras me tienes a tu disposición. Un beso muy fuerte.

Antonio Redondo Publicado el 4 junio, 2018 a las 1:44 pm   Responder

El libro es muy bueno pero tu presentación lo ha superado.

juanmigueldepablourban Publicado el 4 junio, 2018 a las 7:19 pm   Responder

Gracias querido compañero, tu presentación ha sido colosal… qué más decir. Un beso.

Cristina Chanivet. Publicado el 5 junio, 2018 a las 11:42 am   Responder

Bellos de punta de principio a fin…Gracias por enseñarme tanto junto con Antonio, para mi dos referentes como profesionales y mas aun como personas. Enorabuena por el trabajo tan excelente al que has dado a luz.

juanmigueldepablourban Publicado el 5 junio, 2018 a las 4:54 pm   Responder

Gracias Cristina, me encanta que nos veas así. Un beso.

Dejar una respuesta

  • Más artículos