Ética y psicoterapia
En5 julio, 2022 | 0 comentarios | Sin categoría |
«Se propugna la necesidad de que los profesionales de la salud mental, mantengan una posición ética y crítica con las imposiciones de los modelos dominantes aunque, como resulta a estas alturas evidente, esta posición debiera ser un signo claro de salud mental para cualquier persona, es decir, que la posición más saludable incorpora, sí o sí, la capacidad para no dejarse arrastrar ni quedar abducido por las ideas y formas de funcionamiento que se nos imponen desde los modelos hegemónicos existentes. Para ello se requiere haber adquirido el suficiente nivel de diferenciación que nos permita mantener una posición reflexiva y desprejuiciada, con la que tomar decisiones de forma autónoma y expresar nuestros desacuerdos. La rebelión es un factor imprescindible así como la conciencia de nuestra esencia humana, es decir, el haber podido abandonar posiciones omnipotentes y aceptar nuestra fragilidad, como fórmula a través de la cual se permitirá entender mejor la posición y las emociones de nuestros pacientes.
Abogo, pues, por la adopción de un compromiso ético que implica, además, poder facilitar el desarrollo de esa misma tarea en las personas que acuden a psicoterapia. La diferenciación implica necesariamente el afrontamiento de situaciones complicadas donde existen potentes presiones para mantenernos sujetos a “lealtades imposibles”. Precisaremos quebrantar estas últimas, confrontarnos y defraudar a las personas que nos importan, analizar nuestro papel en las diferentes triangulaciones relacionales, revisar nuestros patrones de funcionamiento y, finalmente, atrevernos a abandonar el espacio “seguro” de las certezas donde vivimos encadenados, aceptar nuestra oscura sombra y navegar en la incertidumbre» (De Pablo, 2022-2023) (Párrafo perteneciente a una próxima publicación que podrá titularse: Rastros y huellas en la frontera de la psicoterapia sistémica).
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