Es en el verdor de este bosque donde la magia cobra sentido y los grillos hacen sinfonías. Es en el rojo de sus atardeceres donde reposan la paz y el cambio; y es en el gris de sus sombras donde encuentran cobijo las bestias que no queremos enfrentar.
De todas las criaturas de este bosque, centrémonos por un instante en un lobo. Un lobo que pasa siendo un centinela. Un lobo que observa el castaño tinte de las ramas, se refresca en los aceitunados matices de los juncos y se refleja en el azul perlado de cada arroyo. Un lobo que inexorablemente aúlla la historia que escriben los colores de tu arboleda; la obra que se esconde tras los tonos de nuestro bosque. ¿Hace mucho que no lo escuchas?
Bienvenido a un paseo donde las palabras y los sonidos son un juego de luces que despiertan los sentidos más dormidos de tu mundo interior, a una ruta donde se cruzan nuestros momentos en los matices de la intimidad y la confidencia.
Este poemario profundo y sutil, no apto para mentes sencillas, consigue sumergir al lector en el misterio del sentir humano regando con una maravillosa cercanía nuestro paisaje interno en un exitoso intento de que nuestro mundo no se pudra por dentro.