Aunque nací en Bilbao en el 79, soy de Santurtzi. Y crecer en la Margen Izquierda del Nervión en los 80 y 90 marca. 

Empecé a escribir por pura supervivencia. Fue en la adolescencia. O vomitaba todo lo que me pasaba por la cabeza en un folio o explotaba. Tuve suerte, no sólo no reventé sino que descubrí que me gustaba. Eso, unido a la gran imaginación que siempre he tenido, quizá producto de los libros que desde pequeño devoraba, me llevaba a una conclusión lógica pero difícil: ser yo el que escribiera historias. 

Me propuse escribir una novela y tras muchos ensayos con sus correspondientes errores, en 2014 me lo tomé más en serio. En 2017 terminé mi primera novela, La oveja en el túnel. Ese mismo año la presenté a un concurso, gané y me la publicaron. 

Lejos de abandonar al haber logrado uno de mis objetivos, me aportó más ganas para seguir escribiendo. En 2021 terminé la segunda, Dos noches sin luna pero entre tanto, he colaborado en un libro de relatos, sigo dando forma a un libro de relatos cortos que algún día publicaré y por supuesto, ya tengo el borrador de la que será mi tercera novela.

Soy escritor de historias, no de géneros y por eso la siguiente será totalmente diferente a las dos anteriores. 

Mientras, sigo leyendo y aunque los thriller y la novela negra es lo que más me gusta, intento no dejar pasar ningún buen libro. Me falta tiempo pero como dice mi compañero de trabajo, «no te falta tiempo, el tiempo es el mismo para todos; lo que te falta es organización».

Si lo que estás buscando es una historia contemporánea, aparentemente dramática pero con un mensaje conmovedor; y que además sea fresca y ágil, perfecta para el verano, esta ha de ser tu opción.

Esto es una pequeña parte de la reseña que «El rastreador de palabras» hizo de mi anterior novela «La oveja en el túnel».