Nahia podría estar enamorada, esta vez de verdad, bueno esa palabra tal vez sea poco adecuada o inapropiada dadas las recientes circunstancias. Todo iba bien, miradas recíprocas de conexión, unos ojos alucinantes en los que pareciera que se pudiera leer el alma de la otra persona, y zasca, de pronto, de la noche a la mañana, ¡puf! la magia se extingue, el chico de sus sueños sigue ahí , sin embargo,  a pesar del aparente interés post inicial, sí sí, han leído bien, los primeros diez días, el sujeto en cuestión estaba demasiado triste como para verla, ahora este parece no tener tiempo, «como si fuéramos a vivir eternamente»,  piensa tristemente Nahia, si bien es cierto, que ella misma pronunció las palabras: «con calma» al decirle él durante tres días consecutivos que la agregaría y/o «te enviaré un mensaje pronto,  se suponía que ambos  debían  solucionar unas situaciones y claro está el tema de la edad ni siquiera se había mencionado. Nahia ahora se arrepentía de sus palabras y también sentía un poco de rabia, el que parecía ser su otra mitad, tal vez, en su mundo de fantasía sí lo era, Tífano, caso de que  existiera la vaina esa de «la otra mitad», no le había parecido de ese clase, de ese tipo de personas que dicen que van a hacer y no hacen.

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Han pasado dos meses, la cosa no mejora. El «Gringo» que tiró la piedra, ahora esconde la mano y no contento con hacerse el sueco, se permite hacer gracias como si esta menda fuera la mona del zoo a la que hay que dar de comer a través de los barrotes.

Por favor, no tomen la última frase literal pues es una grandísima metáfora. Además, debo añadir que adoro a los animales, y si es en su hábitat natural muchísimo mejor. Sí, los adoro, especialmente cuando, si por un casual me los encuentro, estos guardan las distancias y se comportan adecuadamente.