La honestidad de lo salvaje
En6 septiembre, 2021 | 0 comentarios | Sin categoría |

Lo salvaje es siempre honesto.

Tan honesto que ni siquiera pone en juego tal concepto.

La marea o el viento se pueden llevar por delante un castillo de arena, pero no lo pisan deliberadamente.

Pero a nosotros nos gusta beber de las fuentes del odio.

Porque odiar es fácil; es el camino más sencillo, la senda del cobarde.

Cuando uno está acorralado, es incapaz de ver más allá de su propia nariz, como un niño malcriado, y se parapeta en sus miedos para cometer los actos más despreciables.

Así funciona el círculo: el miedo como justificación para el odio y el odio como justificación de todo lo demás.

No es más que eso: el que odia está, en el fondo, cagado de miedo.

¡Lo primero es admitirlo!

Ahí afuera, desde la tierra que pisan tus pies hasta las estrellas del firmamento, no hay lugar para sospechas ni recelos, el odio perece de inanición.

Si no te libras de tu odio, jamás podrás entender el origen de tus miedos.

Tampoco podrás mojar tus labios en la belleza indómita que te rodea.

No hay que olvidar que nosotros también somos parte de esa belleza, aunque la hayamos enterrado bajo una montaña de escombros.

Lo salvaje es siempre honesto.

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