La rigidez de las posiciones amante-amado en pareja
En27 abril, 2024 | 0 comentarios | Sin categoría |
Las posiciones amante-amado/a en una pareja se construyen a través de la interacción de los cónyuges pero, a la par, representan una falsedad, una ilusión fácilmente desmontable. En «Fascinación y desilusión» (2019) señalé:
«Quiero hacer especial referencia a una configuración clásica del conflicto de pareja, la que es construida en torno al sufrimiento originado por la rigidez de las posiciones amante–amado. Es habitual que, en la danza de pareja, puedan quedar congeladas las posiciones que adoptan los cónyuges de forma que, uno de ellos es el encargado de acercarse al otro, demandarle y expresar sus deseos de cercanía mientras que el partner, complementariamente, suele responder alejándose, no respondiendo a las demandas y mostrándose como objeto de deseo. Estas posiciones son las que hemos dado en llamar respectivamente «amante» y «amado».
El juego relacional es, en muchas ocasiones, equívoco. Basta que el «amante» desvíe la mirada de su pareja para que el «amado» se active y adopte la posición complementaria.
En síntesis, se recrea una especie de acuerdo tácito sobre quién ocupara cada uno de estos roles; el problema surge cuando, tras un tiempo determinado, se termina construyendo la creencia de que la posición adoptada en el juego, por cada uno de ellos, representa su realidad identitaria (quién soy). Por ejemplo, podemos constatar en la observación de la interacción conflictiva de la pareja, cómo quien se sitúa en posición «amante» adquiere características identitarias que lo dibuja como persona débil, angustiada, insegura, dependiente, controladora y celosa, mientras que quien se ubica en la posición «amado/a» puede llegar a considerarse, en base al ejercicio de este rol, como persona segura, independiente, calmada, racional y sensata» (p. 52-53, De Pablo, 2019).
(Imagen: Martin and Beate – Ralf Scherfose, 1994).
Puede ser arte de una persona

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