Investigar a fondo un bombardeo aéreo inédito documentalmente es una labor larga y agridulce. Por un lado, está la satisfacción del trabajo realizado, pero a la vez, es amarga, ya que no deja de investigarse una tragedia. Sin embargo, una de las cosas más hermosas que he disfrutado al investigar ha sido el conocer gente que me ha ayudado, y que gracias a ello se ha forjado una amistad que sigue perdurando, incluso con personas que viven fuera de España.
Un amigo, Emanuele, ha puesto una reseña en Facebook, agradeciendo el que haya dedicado unas líneas a su abuelo, piloto del XXIX Gruppo, la unidad que realizó el bombardeo.

¿Un descendiente del piloto que bombardeó la población y un descendiente de los habitantes del pueblo, colaborando juntos en la investigación? Por supuesto. La búsqueda de la verdad no entiende de ideologías ni de manipulación. y esa colaboración quizás muestre como el pasado debe de ser una referencia, pero que la investigación con rigor, también puede cerrar heridas.  Como suelo decir, la historia, simplemente, fue. No como queramos narrarla, sino como ocurrió.
El que debo, y estoy, agradecido soy yo por tu ayuda. Gracias Emanuele.

Fotogafía: Eugenio Miconi, cortesía de Emanuele Orrú.