Los pensamientos y los deseos del pasado quedan grabados en el ambiente que nos rodea e influyen en la consciencia de generaciones futuras. Es por eso que nosotros debemos de crear hábitos mentales que promuevan un estado de salud positivo. Nuestros pensamientos influyen en los comportamientos humanos, pues se agrupan de acuerdo a la carga emocional y pasional con la que son o fueron creados en mente, palabra y obra.

En el pasado, los teotihuacanos se ligaban de manera sincrónica con la naturaleza y el espacio cósmico y lo adecuaban a su comportamiento y a su manera de pensar y sentir. Estas creencias eran una realidad en ellos. El deseo y la vehemencia de estos pensamientos de creación unidos a una sola fuente de consciencia sabia y universal los ligaba de una manera perenne a este espacio sagrado: Teotihuacán.  El creador estaba representado por el Sol, un arquetipo o ícono de poder, fuerza y sabiduría embebida en cada uno de los seres que tocaba. Esta fijación o creencia en pensamientos que perduraron por un tiempo, junto con la vehemencia que fueron creados han sido heredados a nuestro ser de manera subconsciente.  Es por esta razón que, cuando nuestras emociones y nuestros pensamientos, convergidos a través de las palabras (oraciones) logramos alcanzar este estado de paz y conexión con lo que nos rodea.  La confianza que experimentamos a través de la oración logra una sincronía que puede ser sentida en este espacio sagrado: Teotihuacán.