No puedo decir que sea una persona con muchas amistades. Nunca he sido popular, más bien todo lo contrario. Y tal vez por eso valoro tanto una verdadera amistad.
No puedo decir, por desgracia, que conservo a día de hoy todas las amistades que he tenido. Es cierto que eliminamos activa o pasivamente a algunas personas de nuestra vida a plena consciencia, por algún motivo. Pero también es cierto que a veces la vida nos aleja de las personas casi sin poder evitarlo.
De la misma manera, hay personas que nos habría gustado que se quedaran en nuestras vidas y sin embargo nunca llegamos a forjar grandes amistades con ellas. Tal vez las circunstancias no nos lo permitieron, o tal vez nos faltó un empujón. Espero que el libro con el que nace este blog, además de cumplir con sus objetivos socioeducativos, inspire a quien lo lea para darse ese empujón.
Hace unos años escribí esto en mi blog personal:
Mal de amistades
Es lo más fácil del mundo encontrar novelas, películas, etc. que traten el mal de amores. Por no hablar de lo recurrente que es toparse con gente que se queja de que alguien “especial” no le hace caso o a quien su pareja o quien sea le ha roto el corazón (como si de algo sorprendente se tratase).
El caso es que, con tanto mal de amores, nadie habla del mal de amistades. A ver si ahora solo vamos a poder hablar de amistades cuando son definitivas y leales por siempre jamás. Eso de que si ya no está en tu círculo es porque no era realmente amistad es como decir que, como la relación se ha acabado, no era amor verdadero. Y no hay mayor locura que ésa, pues amor verdadero puede ser hasta el más fugaz o el que tiene fecha de caducidad desde que empieza. E igualmente, la amistad puede acabar porque no todas las personas saben siempre lo que deben cuidar en su vida y cómo cuidarlo, o establecer prioridades en su vida, y ello no significa que no se tratase de un vínculo de apoyo y cariño mutuo real.
La gente se autoculpa cuando su supuesta alma gemela no quiere estar a su lado o le traiciona, sufre y hasta hace cosas por arreglarlo. Pero cuando un amigo te aparta inexplicablemente de su vida, es su problema. ¿Qué abismal diferencia hay entre ese “él se lo pierde” y el esfuerzo por reconquistar un amor como para que no seamos capaces de aplicar el mismo comportamiento con todas las personas importantes en nuestra vida?
Tenemos la poca vergüenza de decir que la amistad es lo único en lo que podemos confiar para siempre y que es más importante incluso que el amor de pareja, mientras, curiosamente, por éste último es el único por lo que estúpidamente luchamos. Si tienes que esforzarte por que alguien que creíste que vale la pena se quede en tu vida (y apuestas por ello pese a sus últimos comportamientos) que no dependa de la forma en que entró en ella. Pero vamos, que lo ideal es que cada uno decida.
Creo que merecía la pena rescatarlo para la ocasión.
Y ahora, contadme…
¿Qué es para vosotrxs la amistad?