Modo Otoño

Ya está el corazón en modo otoño un año más, pidiendo mantas, libros y sofás a gritos.  Entre noches de olvidar la operación bikini aparecen unas intensas ganas de pedir abrazos  que arropen los días que hace fresquito.  Y es que cuando activamos el modo Otoño en el corazón, cuando no hace ni frío ni calor,  nos levantamos con lluvia pero   paseamos bajo el sol al medio día, cuando no sabemos muy bien como usar las chaquetillas de entretiempo y queremos agarrar al verano (asimilarlo…. ¡ya se ha ido!) gritándole que vuelva, en ese momento, estamos más susceptibles que nunca.

Es como si el verano que terminado hubiera sido la época de rebajas en cuestión de amores y amistades. ¿Quién no ha tenido amores de verano? De esos que sabes que no durarán más allá  pero aún así decides quedártelos y vivirlos sin censura.  Después de golpe y porrazo entra fuerte el otoño, con lluvias huracanadas, gente que desaparece hasta la primavera como mínimo y con los abrazos por las nubes.  Una vez más los abrazos se cotizan altos en está estación,  se piden en silencio, con miradas, entre juegos con hojas amarillas y crujientes.   Todos queremos estrujar a alguien: a un amigo, a un amor, a nuestra madre…

Queremos abrazar,  pero están tan carísimos que a veces los frenamos con alguna broma, o con algún chisme que nos haga reír.   Sólo unos pocos valientes se atreven a dar abrazos a lo loco pasado el verano.

Esta temporada los abrazos se siguen cotizando alto, pero recuerda que siempre puedes romper las reglas.  Si os apetece uno os invito a intentarlo, a darlo con el corazón que ya está en modo otoño.

Lo mismo funciona… ¡Luego me contáis!

 

 

Dejar una respuesta

  • Más artículos