Entrevista XXX Aniversario de la mujer en la Guardia Civil

 

Bárbara Ruiz López, guardia civil 2ª Promoción, primera mujer guardia civil embarazada destinada forzosa al País Vasco

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Bárbara Ruiz López nació el 22 de octubre de 1963 en Baeza (Jaén), al poco tiempo se trasladó con su familia a Madrid, donde transcurrió su infancia y juventud. En 1989, ingresa en la Academia de Guardias de la Guardia Civil de Baeza. Pertenece a la 2ª Promoción de Mujeres Guardias Civiles. Destinada forzosa al País Vasco se convierte en la primera mujer guardia civil embarazada destinada a un territorio en el que ETA sigue atentado. En 1996 es condecorada con la medalla al mérito de la Guardia Civil con distintivo blanco. Hoy ya retirada es una mujer de fuertes convicciones y de principios y valores claros. En esta nueva etapa nos ha regalado con su libro YKA, donde relata, sin reproches y sin resentimientos la vida de una joven que ingresa en un mundo de hombres que está comenzando a cambiar con la llegada de las primeras mujeres a sus filas.

– ¿Cómo y por qué decide hacerse guardia civil?, ¿Cuáles fueron sus motivaciones?

La Guardia Civil es un cuerpo por el que siempre he sentido simpatía, incluso cuando todavía era impensable la posibilidad de acceder a él siendo mujer, sentía una fuerte atracción hacia todo lo que representaba el honor, la lealtad, la firmeza, el sacrificio… valores todos ellos muy arraigados y de profundo calado en el seno de mi familia desde la temprana infancia. Solo fue cuestión de esperar pacientemente el momento de poder acceder a ella.

– ¿Había tradición familiar?

No exactamente, pero si existía una vinculación hacia todo lo que representaba de alguna manera las pautas castrenses, en cuanto a rectitud y firmeza en la educación y disciplina. Mi madre recibió una formación estricta por parte de su padre militar, en la que estaban muy presentes unos sólidos valores éticos y morales que generacionalmente se fueron traspasando, hasta el día de hoy que también de modo natural yo he dado a mis hijos. Por parte de mi padre también recibimos esa buena herencia de fuertes tradiciones, él era un policía nacional, con una rica, extensa e interesante trayectoria profesional.

– ¿Qué pensó tu entono familiar y de amistad cuando les comunicaste que querías ser Guardia Civil?

No tuve nunca problemas en ese aspecto, la policía contaba desde hacía diez años, por entonces, con efectivos femeninos y en nuestro entorno se veía con cierta normalidad, la aceptación de la mujer en este tipo de estamentos.

– Fuiste la primera mujer en ingresar en la Academia de Baeza…

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Si, en mi familia no solo fui la primera, sino también la única mujer que decidió encaminar sus pasos hacia la vida castrense que, aunque guardaba cierta similitud con la policía en determinados aspectos, nada tenía que ver en su esencia más profunda.

– ¿Recuerdas tu primer destino al salir de la Academia? ¿Qué anécdotas recuerdas, de esa primera etapa?

Claro, por supuesto, difícil de olvidar. La primera mujer guardia civil en un lugar remoto, mucho más allá de cualquier atisbo de urbe o ciudad, en un espacio en mitad de la nada, en un paraje inhóspito del que me llevé un buen bagaje de recuerdos agridulces, donde las mujeres de los compañeros no terminaban de asimilar que sus maridos tuvieran que salir de servicio especialmente de noche conmigo. Único objetivo de todas las miradas y comentarios y expuesta a continuos exámenes minuciosos de todos mis movimientos y opiniones, tanto por parte de la población como por parte de los propios compañeros, jefes y familias. Un “asedio” un tanto incómodo, que entraba dentro de lo que era normal, supongo, por el hecho de ser la primera mujer guardia civil del lugar.

– ¿Estuviste destinada en el País Vasco?

Sí, me destinaron forzosa estando embarazada de mi primera hija, así que las dos subimos y ambas desafiamos el peligro que existía en aquellos años cruentos de la banda terrorista. También fui la primera mujer en subir a Euskadi en aquellas condiciones, al menos en aquel lugar. Fueron años difíciles donde se requería de unas altas dosis de autocontrol psicológico con el fin de poder resistir aquellos fuertes embates del destino para los que la mayoría no estábamos mínimamente preparados. Muchos compañeros quedaron estigmatizados de por vida, sin ningún tipo de atención (Síndrome del Norte).

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– ¿Cómo viviste esos años y qué es lo que te resultó más duro de esa etapa?

Aquellos años fueron de auténtico terror. Aún me cuesta recordar cómo la vida allí se volvía frágil, carente de valor, pendía de un débil hilo en mitad un oscuro abismo que se contemplaba tan de cerca que sobrecogía en extremo el simple hecho de respirar. Cualquier acto cotidiano estaba solapado por el pánico más extremo que se dibujaba en la cara de la gente de manera natural, costaba salir de aquellas cuatro paredes, de lo que era nuestra pequeña fortaleza, porque nos perseguía siempre la insistente idea de: “¿volveré?”, pero el hecho de quedarse dentro tampoco aseguraba nada porque, frecuentemente, desde lejos tiraban con jotakes que impactaban directamente en nuestras propias viviendas.

– ¿Realizaste algún curso o alguna especialidad?

No, no pude llegar a hacerlo. Tenía muchos proyectos de promoción, pero la subida al norte y el hecho de ser madre, retrasaron todos mis planes porque yo misma antepuse el bienestar de mi familia a mis intereses particulares. Cuando pude hacerlo, llegó inesperadamente el momento de abandonar el cuerpo y me quedé con muchas ganas de haber visto realizado otro de mis sueños.

 ¿Qué curso o especialidad te hubiera gustado hacer que no hayas hecho y por qué no lo hiciste?

Tenía pensado realizar en primer término el curso de fiscal, me llamaba la atención por ejemplo, el hecho de estar en un aeropuerto manejando el tema de seguridad y control de pasajeros, aunque barajaba también varias posibilidades, entre las que se encontraban prestar ayuda de alguna manera a la mujer o personas con menos recursos de defensa en general. En el camino se quedaron muchos proyectos e ilusiones, que a consecuencia de mi retiro no pude llegar a materializar.

– ¿Qué visión crees que hay de las mujeres dentro del Cuerpo? ¿Hay diferencia en el trato entre hombres y mujeres?

Desde mi punto de vista, desde mi experiencia, nunca hubo distinción entre componentes femeninos y masculinos, todos éramos y somos compañeros en completo derecho de igualdad, pero de manera natural e implícita, cada cual llevamos la distinción de sexo y esto hace que haya personas que vean esta característica con diferencias y con grados distintos de impetuosidad o vehemencia. Yo he tenido experiencias de todo tipo, me he encontrado con mucha variedad de perfiles en este sentido, dentro del cuerpo y fuera también, por supuesto.

– ¿Qué es lo que más te gusta de la Guardia Civil, y lo que menos?

Me gusta en general su espíritu de entrega, servicio y ayuda al ciudadano, creo que es una de las cosas más importantes por las que la sociedad coloca a este cuerpo, en una buena posición en cuanto a consideración y estima.

Por otro lado, revisaría la Ley del régimen disciplinario, contemplando o analizando cuando la causa lo requiriera, algunos casos en los que se actúa con severidad y sin clemencia, aplicando sanciones a veces sin ningún tipo de justicia para las que tampoco existen ninguna oportunidad de recurso o defensa, de esta manera nos acercaríamos un poco más a la equidad y el amparo del que gozan el resto de seres humanos, ¿por qué nosotros no? Dejando de medir con el mismo rasero todos los casos.

– Recuerdas alguna experiencia positiva o negativa que haya marcado tu carrera profesional

No destacaría ninguna en particular, el conjunto total de vivencias en mi camino recorrido por la Guardia Civil me dejó un marcado sabor de agridulces recuerdos. Si tuviera que hacer un balance, sin duda sería positivo, a pesar de todo. Le debo mucho al benemérito cuerpo y me siento profundamente agradecida por haber tenido la oportunidad de haber formado o formar de alguna manera, parte de él.

– Actualmente te encuentras retirada…

Sí, ahora estoy en situación de retiro, la vida me ha regalado de nuevo todo el tiempo que me quitó entonces, y me ha vuelto a brindar la oportunidad de poder dedicarme a las cosas por las que siempre sentí cierta atracción, estoy agradecida a la vida en general, me ha enseñado un nuevo camino en el que he descubierto, para mi sorpresa, nuevas facetas que permanecían latentes en mí. Nuevas aventuras, como la de escribir un libro entre otras, donde recojo todo lo que supuso mi trayecto profesional, con variadas anécdotas y detalles.

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– Hablános de tu libro, ¿Qué es “YKA”? y ¿Quién es Bárbara Douskas?

YKA es el relato de una joven que irrumpió en un difícil mundo de hombres, una chica inocente que fue abriéndose camino entre muchas dificultades y contratiempos, a la vez que descubría un pequeño universo que la tenía completamente desconcertada; fascinada y maravillada algunas veces y otras, sumida en la más profunda decepción y desconcierto.

Bárbara Douskas, es hoy una mujer valiente, fuerte y con un carácter de firmes convicciones, que se fue forjando entre otras cosas, gracias a sus difíciles experiencias poco comunes por las que se vio obligada a pasar durante su intenso camino en la Guardia Civil.

– Cuando estabas en activo ¿eras capaz de desconectar del trabajo o se era guardia civil las 24 horas del día? 

Yo ingresé en la Guardia Civil y al poco tiempo fui madre, por tanto, siempre atendí con responsabilidad el deber de haber formado una familia, por lo que de manera obligada tenía que desconectar para poder llevar a cabo dicha labor. Aunque nunca desatendí mi trabajo y siempre estuve cuando se me requería. El guardia civil es guardia civil las 24 horas del día, pero la realidad a veces supera cualquier clase de estereotipo.

– Hablemos de valores, desde la distancia, desde fuera del Cuerpo ¿crees que están obsoletos los valores y principios que son esencia de nuestra Institución?

Los valores éticos y morales en los que se apoya nuestra institución son valores clásicos e intemporales, por lo que nunca pueden quedar obsoletos ni en desuso, son cualidades de base para la buena formación no solo del guardia civil, sino de cualquier ser humano, los pilares fundamentales sobre los que se debe construir los principios y valores sólidos de cualquier persona.

– Últimamente se habla mucho de cuotas, el número de mujeres en la Guardia Civil está muy por debajo que en el resto de policías del Estado, incluso por debajo de la presencia de mujeres en el Ejército. ¿Para tí son más importantes las cuotas o el mérito?

 A cada cosa hay que darle su lugar y su importancia, ambas son perfectamente compatibles, por lo que no hay motivo por el que tener que decantarse por una opción u otra, la cuota debe apoyarse en el mérito y el mérito en una buena cuota de equidad.

– ¿Por qué crees que es menor la presencia de la mujer en la Guardia Civil que en otros cuerpos policiales?

El porqué lo desconozco, pero sí es cierto que la razón verdadera que lleva a esta realidad debería ser explicada. Aunque creo que no solo nos deben aclaraciones como esta, existen también otras desigualdades que nos afectan de la misma manera a hombres y mujeres con respecto a otros cuerpos policiales, como la diferencia en el salario, entre otras. No necesitamos especular ni emitir opiniones personales sobre aspectos como estos, sino que precisamos de una explicación y soluciones coherentes y efectivas.

– ¿La existencia de un Comité de Igualdad en la Guardia Civil significa que la situación de desigualdad en el Cuerpo es importante?

No tiene nada que ver, a pesar de la evidente y eterna desigualdad existente en algunos aspectos. La creación de un comité de estas características no es más que un puro formalismo que la misma sociedad actual demanda. El hecho de figurar, de que sea visible, es más que suficiente, el asegurarse de que su interior funcione correctamente, al no tener visibilidad exterior, pasa a un segundo plano de importancia.

– ¿Qué es y qué ha significado para ti la Guardia Civil?

Ha sido fundamental en mi vida, he aprendido mucho durante mi recorrido en la institución, me ha regalado todo tipo de experiencias y vivencias tan extensas como variadas. Me ha ofrecido la posibilidad de conocer lugares, gentes, costumbres… verdaderamente apasionantes. En definitiva, me he enriquecido mucho de ella. Le debo gran parte de lo que soy, por lo que le estoy eternamente agradecida.

– ¿Qué mensaje darías a las mujeres que quieren ser guardias civiles?

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Yo les hablaría con total sinceridad, como lo hice en su día con mi hija cuando contempló la posibilidad de ingresar en el cuerpo. La Guardia Civil, como cualquier otro camino que se pueda escoger en la vida, hay que tomarlo con una previa educación de base, es primordial una formación académica para no encasillar tu futuro a algo que mañana, por diferentes razones, puede no ser definitivo. Mi hija hoy es periodista y analista en seguridad internacional, especializada en estrategia, geoestrategia y geopolítica; ahora que tiene en mente iniciar el doctorado en esta misma línea, es cuando piensa que es el momento para poder compaginarlo con su ingreso y poder ofrecer al cuerpo un buen servicio. Yo la animo y la apoyo, porque creo que ahora sí tiene la madurez y la formación suficiente para lograr su objetivo.

Por último para quien quiera conocer la historia de YKA, la historia de Bárbara os dejamos el enlace a su página web donde se puede comprar su libro:

https://www.letrame.com/autores/barbaradouskas/

Libro que tambien puede adquirirse a través de la propia página oficial de le editorial:

https://www.letrame.com/producto/yka/

 

Antonio Mancera Cárdenas

 

Benemérita al Día

Enlace: http://www.benemeritaaldia.org/index.php/30-aniversario-mujer-guardia-civil/36444-b%C3%A1rbara-ruiz-l%C3%B3pez,-guardia-civil-2%C2%AA-promoci%C3%B3n,-primera-mujer-guardia-civil-embarazada-destinada-forzosa-al-pa%C3%ADs-vasco.html 

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