Empecemos por el principio:

¿Por qué La mística de un grano de arena?

Existe un paralelismo entre la insignificancia de un grano de arena cuando está aislado de todo lo demás, cuando reposa inerte en la palma de una mano, y la misma existencia humana. Un existir ávido de conexiones que lo lleven más allá de los barrotes de la conciencia.

¿Qué tiene que ver la mística con todo esto?

La mística es un concepto que expresa la unión del ser humano con lo espiritual. Y es ahí donde el título toma forma: un grano de arena puede ser un trocito de materia del todo insustancial, sin apenas trascendencia, pero también puede formar parte de la playa más bella o de la montaña más majestuosa.

¡Tan solo es un cambio de perspectiva!

Y lo mismo vale para nuestro camino. Es vital realizar un pulso introspectivo que nos enfrente a ese egocentrismo que nos encierra en una jaula de cristal, mostrándonos al exterior como en una vitrina.

La mística de un grano de arena es una metáfora de ese enfrentamiento y de esa búsqueda, de ese freno contra el arrastre involuntario y de ese camino hacia realidades alejadas de las sendas laberínticas de nuestro yo más opresor.

¡Alejado de todo lo demás, uno es igual de insignificante que un grano de arena!