Frío en la oscuridad
En25 noviembre, 2020 | 0 comentarios | Sin categoría |

Un día decidí enfrentarme a mis fantasmas para acabar con ellos de una vez por todas.

Fracasé estrepitosamente.

Entonces cambié de estrategia.

Traté de convivir con sus insinuaciones, intentando conocer a mi adversario, teniéndolo cerca, apreciando incluso su compañía.

Ponderando cuán cerca debía tener a lo que aparentemente deseaba destruirme, descubrí una parte fundamental de mí mismo.

Y es que al enemigo hay que tenerlo cerca, nunca perderlo de vista.

Aceptación o destrucción, esa es la disyuntiva.

Una lucha en la que ya no queda lugar para el odio ni el resentimiento.

Quizá quede un lugar para el desprecio, porque el desprecio es creador.

¡El mayor de los desprecios y el más fiel de los respetos, eso es lo que merece un acérrimo rival!

El frío de la oscuridad es el reverso de una realidad compleja, imposible de simplificar en un mundo de vencedores y vencidos.

Como dijo en su día Nietzsche:

«Ándate con cuidado cuando expulses tus demonios, no vayas a desechar lo mejor de ti».

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