¿Alguna vez te has sentido rechazada/o por alguien de quien te habías enamorado?
¿No?
El amor es algo complejo, tendemos a asociarlo al sentimiento que podemos tener por otra persona, pero el amor no se limita necesariamente a la expresión de una relación, aunque es verdad que cuando aflora, tiene toda la fuerza para hacernos perder la cabeza.
Ilusionarse con alguien y ser rechazado es doloroso, sin embargo, puede doler mucho más el orgullo por el desprecio, que el no ser elegido, a menos que seamos obsesivos, entonces no se pasará mal por el rechazo, sino por la necesidad de obtener un trofeo.
Se dice que el amor de pareja es una proyección, en donde vemos reflejado en otra persona lo mejor de nosotros mismos, y eso puede cegarnos evitando que veamos la verdadera personalidad de quien hemos elegido.
El amor se construye día a día, crece, se seca, reverdece y aflora de nuevo, el amor nos algo que venga hecho de fabrica, muchas veces, es todo un descubrimiento, es en cierta forma el darse cuenta del valor que tiene la otra persona, aunque en principio no lo hayamos percibido.
Sí, es verdad, que la ilusión a la que llamamos enamoramiento, es bonita porque nos hace resurgir, nos vuelve audaces y atrevidos, nos hace ingenuos y bellos. Sin embargo, como toda ilusión se acaba convirtiendo en una desilusión, porque en la vida no hay una constante, todo cambia y muta, y sólo un amor de verdad puede trascender al tiempo.
Pero el rechazo más doloroso, es cuando hemos conseguido abrirnos al amor y lo ponemos en las manos del ser amado, ese en el que confiamos y hemos decidido que sea nuestro compañera/o.
Cuando esa mano se suelta y se despide o simplemente se va, es cuando un dolor profundo nos invade por la pérdida, y nos embarga la incertidumbre, la culpa, la indiferencia por esa sensación de abandono.
Si usted no ha sufrido un desamor de estos, quiere decir que no ha conocido aún, lo más profundo del amor.
Si arrastra una vieja decepción y no se ha perdonado, quiere decir que aun le falta camino para amar de verdad.
Pero si ha vivido esta decepción y la ha superado, entonces y finalmente ha conseguido esa gran victoria que corona el amor.
Porque después de pasar por ese trance, lo único que verdaderamente nos hace salir de ahí, es el reconocer el amor a nosotros mismos y el amor que la vida nos ofrece.
El dolor es el mejor aliado del verdadero amor, aunque sea una experiencia desagradable.
Y el cuento de la rosa nos lleva a ese momento de florecimiento.
Sólo el loco del amor puede abrir sus alas y volar más allá de sus limitaciones.
Eglezco.
