Me encuentro en la tesitura de recibir reseñas también de la entrevista de ayer.
Buenas (aunque yo no me gustara en absoluto) y algunas muy sorprendentes. Que alguien, educadora, te diga que «Has estado muy bien, muy tranquila. A la altura de las grandes psicólogas» te hace subir el ego. Tranquilos, no soy tan arrogante cómo para creérmelo del todo.
Solamente intento llegar a los lectores para que se entienda el gran sufrimiento que el ACOSO ESCOLAR provoca en los niños y en sus padres (familia). Un sufrimiento que no para nunca. A veces, es tan intenso que el menor se plantea la muerte, y otras veces es tan profundo que aunque ese dolor se detenga, siempre existirán resquicios; ese miedo y ese bagaje lo arrastrará consigo de por vida. Si miramos con intensidad, veremos el reflejo de lo que hemos hecho.
No lo olvidéis. Este curso y todos los que vengan, sumemos contra el acoso escolar, y restemos casos de AE