Fragmento II Mientras dure la pandemia
En12 septiembre, 2021 | 0 comentarios | Mientras dure la pandemia | Etiquetas:

Ansiosa, esperaba el momento en que la superluna rosa se acercara más a la Tierra. A la hora indicada, fue a buscarla, salió un momento de su cárcel, o de su refugio, depende cómo se mire, y la buscó por el cielo. La encontró inmensa, brillante, con ese halo de misterio que la caracteriza, no dejo de observarla, respiro hondo y largó un suspiro, como ese que sale cuando alguien te falta. Habló en silencio con la luna, como si le leyera los pensamientos y le pidió por ese amor que le robaba el sueño y se apoderaba de su cuerpo. Pensó en él, en la posibilidad de conocerlo, de compartir un momento y a la vez todos los momentos que le quedaban y en secreto pidió un deseo.

Bañada de luna se fue a su cama, sentía muchas emociones juntas, un torbellino recorriendo todo su cuerpo, estaba excitada, las cosquillas desde su pecho bajaban por el vientre y se irradiaba en toda su vagina, concentrándose en su clítoris. Como si el más mínimo roce de su ropa interior pudiera hacerla estallar en un orgasmo.

Cuando por fin recostó su cabeza en la almohada, sonó el ringtone del que le quitaba el sueño. Ese sonido le generaba ansiedad cada vez que lo escuchaba, hacía temblar sus manos, las que, desesperadas e impacientes, en una carrera tratan de desbloquear el móvil para ver que dice el mensaje recibido.

Era una imagen, y esas milésimas de segundos que tarda en descargar y abrir la imagen, parece una eternidad… Era una foto de la luna en un cielo oscuro.

9:02 p. m. – Nahuel: Le hablé de vos y le pedí que, cuando la mires, te haga pensar un poquito en mí. Besitos.

9:03 p. m. – Zenobia: Mi amor, me hubieras avisado, la mirábamos juntos a la distancia. Pensé en vos cuando la miré…

9:05 p. m. – Nahuel: Yo también y me imagine teniéndote entre mis brazos contra mi pecho.

9:05 p. m. – Zenobia: Me vas a matar así. Y no sé cuándo podremos estar abrazados.

9:07 p. m. – Nahuel: Y vos a mí también, porque me muero por sentir tu mano, tu compañía bajo las estrellas y esa luna… los dos solos en la montaña.

9:08 p. m. – Zenobia: Va a ser muyy larga esta cuarentena. Si pudiera, sacaba los aéreos para mañana. Pero no se puede. Será cuando tenga que ser…

9:10 p. m. – Nahuel: ¡Sí! así dice el dicho: «Tiempo al tiempo». Mientras tanto, voy a soñar con vos en las noches y a pensarte de día.

9:11 p. m. – Zenobia: Qué lindoo. Quién diría, sos un romántico.

Él envía otra imagen de la luna posándose sobre la cima de una montaña, en un cielo teñido de colores rosa y celeste pálido. Una composición perfecta con el verde de la vegetación tiñéndose de oscuridad, por debajo el brillo del reflejo del lago, las montañas en el frente y sobre el cerro más alto se posa la luna.

Mientras dure la pandemia

 

9:32 p. m. – Zenobia: Qué lindaaaa. Gracias, verla así es una bendición.

9:34 p. m. – Nahuel: Yo te comparto lo que mis ojos ven.

9:37 p. m. – Zenobia: ¿Quieres ver mi luna?

9:37 p. m. – Nahuel: Sííí.

Le envía una imagen acostada sobre la cama, se podía apreciar sus pechos firmes y erguidos como esa montaña que él le envió, y en la cima la aureola redonda y rosada del pezón se asemejaba a la luna.

 

 

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