Sus cuerpos dejaron de amarse cuando las estrellas empezaban a dormirse abrazadas en galaxias azules y el Astro-Rey amanecía despeinado desde las aguas del océano. Ya no había secretos entre sus almas, que se reconocían después de eras. Sus sonrisas se tocaron agradecidas y algo cansadas por la pasión de la noche, los recelos se volvieron miradas cómplices y las añoranzas acababan de cumplirse, en un tiempo presente que parecía eterno, sin comienzos ni fin.
Mónica Nita – Camino de Libertad 3°
Foto: Sebastian Voortman