Por segundo año consecutivo, después de diez de inactividad, regresó la feria del libro a Murcia. este año contó con cuarenta y tres casetas con un total de treinta y ocho expositores. Se desarrolló entre el dos y el seis de octubre de este año 2019 y, al igual que lo hiciera el año pasado, el Paseo de Alfonso X El Sabio, fue el lugar elegido. Creo que no hay en toda la ciudad un lugar más idóneo para ensalzar la fiesta del libro que esta céntrica alameda dada la enorme afluencia de público que es capaz de atraer.
Aunque mi día de firma fue el sábado cinco, tuve la oportunidad de visitar la caseta de la editorial unos días antes y conocer a algunos de mis compañeros de firmas, siempre de la mano de Diego , agente editorial de Letrame. De este modo, tuve el placer de pasar una mañana de lo más divertida con José Carlos Pérez, «El Triatleta Globero». Su libro «EL TRIATLETA GLOBERO QUE SE FORJÓ UNA CORAZA DE ACERO» es muy divertido, lleno de humor de descaro. Una buena manera de reirse de la vida a párrafos, jugando con las palabras, sus sginificados y sus dobles intenciones. Muriel V. Baldrich, con su simpatía y agradable conversación, me dejó del recuerdo de una histiria conmovedora de misterio familiar. En cualquier caso, dos libros que guardaré en la memoria mucho tiempo.
¿Y qué decir de la experiencia de firmar en un feria y en tu propia ciudad? Pues, sencillamente, maravillosa. Estar rodeado de familiares y amigos que se acercaron para acompañarme en este debut de feriante fue una de las vivencias que llevaré grabadas a fuego durante el resto de mi vida. Y si a eso unimos que resultó ser el libro más vendido de la caseta en toda la feria, entonces, estamos hablando de una sensación inigualable.
Durante la feria hubo muchos actos interesantes que sería imposible enumerar en pocas palabras. Pero sí quiero resaltar el hecho de que Música y Literatura se fundieran configurando un tandem artístico que hizo de esta edición, y también la anterior, una muestra de arte total muy poco, o nada, habitual en nuestro país. La Asociación Palin junto a su homóloga Hazzart, escenificaron cómo la interpretación musical puede acercar al público al mundo de los libros y viceversa.