Sandra Santana nació un 17 de julio en Las Palmas de Gran Canaria. Es una mujer mística, sensible y sociable. Su vocación es claramente artística. Además de poetisa es cantante, letrista y actriz amateur.
La primera vez que se subió a un escenario tenía solo 5 años. De pequeña hizo teatro y a los 14 años se inició en la música.
Estudió Traducción e Interpretación porque viajar por el mundo era otro sueño por cumplir. Tras sus estudios universitarios, pasó una corta temporada en Alemania y algunos años más tarde residió también en la cosmopolita ciudad de Londres. París y Roma dice, siguen siendo sus dos ciudades pendientes…
En la actualidad, reside en la isla de Tenerife donde ejerce como docente de idiomas. Además trabaja y colabora como redactora de textos, trabajos que compagina siempre que puede con la rama artística.
En el año 2017 forma el proyecto musical Renassencia y sus primeros singles se pueden escuchar ya a través de las plataformas digitales más importantes como Spotify y Youtube.
En 2020, durante los meses de confinamiento, recopila algunos de sus poemas y publica su primera obra escrita a la que titula «Los días que viví sin ti», que acompañada de sus dibujos y reflexiones, trata de ubicar al lector en las emociones del desamor para expresarlo como parte de un aprendizaje y de un proceso de autoconocimiento.
En definitiva, Sandra Santana es una enamorada del amor, ama a las personas y su único propósito en esta vida es ser feliz haciendo feliz a mucha gente.
Los días de confinamiento han dado para mucho: cambios personales, profesionales e, incluso, espirituales. En mi caso, puertas de teatros que se han cerrado temporalmente y que me han dejado un proyecto musical parado y la incertidumbre de no saber cuando volveré a cantar de nuevo con normalidad.
Este 2020 no ha dejado a nadie indiferente. Pero, en mi caso, es curioso cómo, a pesar de todo lo sucedido, me siento una persona tremendamente afortunada.
El mundo se paraba en marzo pero, sin embargo, otros aspectos personales se aceleraban: una mudanza y el comienzo de un proyecto de vida compartido.
Los días que pasé confinada en casa me hicieron reflexionar sobre todo lo que estaba pasando ahí fuera, sobre mi propia vida, sobre la suerte que tenía y sobre todo lo que había logrado superar en el pasado. Recordé todos los poemas que escribí años atrás con las sombras de las dudas y el miedo. Ni siquiera este confinamiento podía compararse con aquel pozo de la tristeza en el que, lamentablemente, caí una vez…
No obstante, mi vida cambió porque yo había decidido cambiarla. Y sentí, entonces, que tenía que hacer algo hermoso con todo aquel aprendizaje; algo que inspirara a otras personas a ver la luz. La misma luz que un día necesité encontrar y que solo me dio el tiempo y mis ganas de superarme.
Así que hice una selección de algunos de aquellos poemas que escribí durante Los días que viví sin ti. Los decoré con garabatos y les añadí algunas de mis reflexiones. Y aquí te dejo, mi primera obra escrita, por si te sirve de ayuda, porque la vida florece cuando sembramos lo mejor que tenemos y porque somos capaces de mucho más de lo que imaginamos…
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