PENSAMIENTOS EN EL AIRE

Para comenzar esta nueva semana os dejo aquí otro pequeño relato al completo, que podréis encontrar en mi libro. Espero que os guste!!

 

Dejame entrar en tus sueños

PENSAMIENTOS EN EL AIRE

Ignoro  el  lugar  del  que  vienen,  pero  sé  a  dónde  van.  Sé que están ahí, en el aire. Los imagino como burbujas que nuestros ojos no alcanzan a ver. Son burbujas de diferentes colores y de diferentes tamaños. Están en todas partes: en mi casa, en la tuya, en el supermercado, en los bares y por supuesto, en la calle. Nacen, crecen y mueren al igual que cualquier ser vivo. Ellos, los pensamientos, viven flotando de un lado a otro, esperando poder entrar. Donde quiera que vayas ellos estarán ahí; ansiosos de poder habitar en alguna mente humana.

Pensamientos de alegría, pensamientos de tristeza,  pensamientos  graciosos,  pensamientos  aburridos, dignos,  crueles,  creativos,  lujuriosos,  aventureros,  pensamientos de celos, pensamientos honestos. Se amontonan ahí flotando en el aire.
Ahora  imagino  nuestras  mentes  como  una  habitación redonda  con  una  sola  puerta.  En  la  puerta hay  un  portero seleccionando los pensamientos que pueden entrar a nuestra mente y los que no. Pensamientos de escritor, de poeta, pensamientos dulces, pensamientos de resentimiento, pensamientos eróticos, egoístas, conservadores, liberales.
Un día estaba yo paseando por un parque y, de pronto, lo presentí. Un pensamiento estaba acercándose a mí. Lo sentí triste, mas no era un pensamiento de tristeza, no. Simplemente había intentado entrar en muchas mentes humanas, pero estas lo habían rechazado. Entonces yo decidí dejarlo entrar en mi mente.

Al principio no estaba muy convencida. Pero empecé a escuchar todo lo que este pensamiento comenzaba a decirme. Yo sabía que, si él me decía algo que no me agradaba, en cualquier momento podría echarlo de mi  mente  y  de  nuevo  se  hallaría  ahí,  vagando  en  el  aire.
Me contó que tenía miedo de que su vida terminara, que si pronto no conseguía instalarse en una mente humana y habitar allí junto a otros pensamientos, si permanecía un tiempo más  en  el  aire,  simplemente  se  desvanecería  y  moriría. Y eso era lo más triste que le podía pasar a un pensamiento; haber venido a este mundo y tener que irse sin sembrar su semilla en una mente. Me dio las gracias por albergarlo en mi mente. Enseguida se hizo amigo de otros pensamientos que habitaban en mi mente. No simpatizó demasiado con el pensamiento de tristeza, pero entendía que este era necesario para el ser humano algunas veces.

Vio al pensamiento de pereza y tuvo una discusión con él; no entendía por qué estaba allí. ¿Cómo yo lo había dejado entrar? Decidió aliarse  con  algunos  de  los  pensamientos  que  encontró  por  mi mente; con el de lealtad, con el de tristeza, con el de alegría, con el pensamiento jocoso, con el de rabia… y entre todos decidieron echar al de pereza afuera.
Después, este nuevo pensamiento se sentó relajado en un rincón de mi mente y esperó a que yo llegara a casa y me sentara a descansar. Fue entonces cuando empezó su trabajo; aquella razón por la que había venido a mí. Comenzó a hablarme. Y yo, como si fuera una alumna en la escuela que toma apuntes de lo que el profesor dice, no tuve más remedio que coger un bolígrafo y escribir todo lo que el pensamiento me fue transmitiendo. Y aquí está, en estas pocas líneas queda grabado el nuevo pensamiento que ahora alberga en mí, un pensamiento de fantasía. Quizá sean solo imaginaciones mías, pero ahora lo sé. Míralos están todos en el aire, ahí están los pensamientos como burbujas de colores flotando entre nosotros.

¿Te atreves a capturar uno nuevo?

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