Buena energía, buen rollo, buena vibra, sensaciones difíciles de reducir a un  concepto.

¿Qué es la energía? ¿Dónde la encuentro? ¿Qué forma tiene? ¿La energía se contagia?

Me gusta buscarla cuando me falta. Repartirla cuando me sobra. Contagiarla cuando es juguetona. Me encanta elegir la energía de la que quiero rodearme. No siempre es posible. Pero yo lo intento.

Vivimos tiempos difíciles, nos inundan las malas noticias y hay sucesos que apuntan al fin del mundo. Es entonces, cuando la necesidad de cambiar de frecuencia surge.

Podemos atender a la emoción que nos avisa para que actuemos. Llegados a una edad, sabemos lo que nos alienta y lo que nos desanima.

Tomar consciencia y confiar en este concepto poco preciso. La energía se define como la capacidad de realizar trabajo, de producir movimiento, de generar cambio…

Está en nosotros, se regenera.

Yo ya sé donde encontrar la mía cuando se agota. La música, el baile, una buena conversación, escribir, meditar, dormir; son muchas las opciones disponibles para cargar pilas.

Empezar el día confiando en la capacidad que tenemos de autogestionarnos y contagiarnos de todo lo bueno que nos rodea, incluso en las peores circunstancias, puede hacer de cada día una oportunidad para sorprendernos a nosotros mismos.