Las cuentas
En5 noviembre, 2020 | 0 comentarios | Sin categoría |

Cuando era un crío, me gustaba observar a mi abuela mientras rezaba.

Ella arrodillada a los pies de la cama; yo, en silencio desde el marco de la puerta escuchando su ininteligible siseo.

Me fascinaba ver cómo deslizaba las cuentas del rosario por las yemas de sus dedos.

Hoy he rezado por ti —me decía tras acabar sus oraciones—, para que tengas suerte en la vida.

Ahora, en la ribera de aquel arenal, pensando en la vida y sus fortunas, la traía de nuevo a mis recuerdos.

Tomé un puñado de arena ardiente y dejé que se escurriera entre mis falanges, lentamente, como ella hacía con las cuentas de su rosario.

La imagen de aquella mujer que me amaba por encima de todas las cosas se hizo un hueco dentro de mí.

El mar entonaba el arrullo de sus oraciones, mi corazón latía con fuerza.

Una humedad se hizo incontenible en mis ojos, pero intenté no desmoronarme, ella no lo querría.

Así que continué con paso firme, sin dejarme vencer por la nostalgia, esparciendo su recuerdo por la orilla de la playa.

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