¿El futuro es absoluta libertad individual o simple soledad?
En20 febrero, 2021 | 0 comentarios | Sin categoría |

A primera vista no tendrían mucho en común los documentales «Hostages» (sobre rehenes de secuestros de larga duración) y «La teoría sueca del amor» (sobre la sociedad sueca). Bajo la superficie, ambos comparten un rasgo aterrador.

En «Hostages» los rehenes cuentan como estuvieron meses o años secuestrados, enterrados en vida en un estrecho agujero en Siria o encadenados en la selva Colombiana. Enfrentándose cada día a la posibilidad de que fuese el último, incluso en el límite de sus fuerzas deseándolo. Sometidos a torturas de todo tipo, narran con particular dolor haber sufrido una de ellas; la tortura de la soledad.

Esas personas fueron durante largo tiempo no solo arrancadas de su entorno, de su ambiente y de su vida, sino del contacto humano. Sus carceleros los trataban como cosas, los deshumanizaban limitando al mínimo la comunicación, eliminando el contacto humano. Día tras día encadenados sabiendo que las únicas palabras que escucharás serán amenazas escupidas, conociendo como único tacto los golpes y la tortura sobre la piel. «Era bueno conmigo. Me pegaba sin hacerme sangrar», dice mansamente uno de los rehenes años más tarde refiriéndose a uno de sus torturadores. Barbarie sistemática, desapasionada abstracción del mal.

Mientras, en el otro extremo, «La teoría sueca del amor» nos muestra la sociedad en su mayor grado de civilización. La sociedad sueca paradigma del orden, conjunto de ciudadanos diligentes con sus obligaciones hacia el sistema que los alberga y protege. Un ejemplo de Estado del bienestar a nivel mundial. En Suecia el individuo ha sido liberado de la carga social, de la interdependencia de la familia, la pareja, los hijos y el grupo social. En teoría un estado perfecto de absoluta libertad individual, únicamente en teoría. Los suecos gente reservada, poco dados a la charla intrascendente, voluntariamente se adentran en la incomunicación, en la colosal soledad. En los casos más extremos las relaciones sociales desaparecen. No solo entre personas mayores que terminan por tener una existencia aislada y una muerte tan anónima como la de un rehén en un desierto. Existe un departamento en la administración sueca encargado únicamente de tramitar investigaciones para localizar a familiares cuando un anciano es encontrado muerto. También ocurre en el caso de personas jóvenes. Uno de los momentos más llamativos del documental es el de la compra online de un kit de inseminación artificial. Una mujer joven entra en una web selecciona un candidato y tras el consiguiente pago con su tarjeta de crédito, recibe por mensajería una caja refrigerada conteniendo una jeringuilla con el semen. Así, como si encargase comida china para uno, solventa su deseo de ser madre. No malinterpretemos la situación, nadie discute el derecho de una mujer a tener un hijo sin la implicación de una pareja (masculina o femenina). La verdadera cuestión es si ella lo ha decidido, o es el reflejo de una incapacidad para relacionarse, la aceptación de la individualidad no como un valor, sino como algo intrínseco a la forma de vida, se quiera o no. El que el propietario del banco de semen pretenda invertir en realidad virtual para que donante y receptora se conozcan sin tener que hacerlo es clarificador. Contacto humano virtual, sexo virtual, inseminación real.

La diferencia entre los momentos de soledad y la verdadera soledad es brutal. No sin motivo uno de los atávicos miedos que compartimos es el de estar solo. Debemos mantenernos en guardia, ya que igual que los rehenes eran forzados por sus captores a aceptar su transmutación en cosas, unos individuos presionados sistemáticamente por el camino de la pretendida felicidad individual parecen tener como más que posible destino la incomunicación, el aislamiento y a la soledad, abandonando paso a paso buena parte de lo que nos hace humanos.

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