He leído con interés y deleite tu relato. Creo que está lleno de emotividad y sensibilidad. Y que en estos días de confinamiento mueve a valorar aquella vida mucho más sencilla que hemos perdido y que, sin duda, ahora añoramos. Que aunque yo sea más joven, te aseguro que buena parte del mundo que describes aún llegué a conocerlo (como el hombre del hielo, el guerrero del antifaz…). Relato especialmente recomendable a la infancia y adolescencia; ahora bien: como tú mismo ya adviertes, seguro que a los niños y jóvenes de hoy se les hace en gran medida incomprensible, a menos que hagan cierto esfuerzo intelectual (documentación histórica, escuchar a los abuelos, etc…). Y asimismo observo que tu forma de narrar tiene mucho que ver con la pintura (al margen del argumento, de evidente base autobiográfica), ya que yo diría que “pintas” la historia más que narrarla, dicho sea con sorpresa y sin ánimo alguno de admonición. Ciertamente ha sido un placer leerl

Javier Gil – Escritor y Catedrático de Lengua Española