«Muchos analistas (y psicoterapeutas en general) […] malentienden las connotaciones de “narrativa”. Piensan que significa un relato, con el supuesto de que un relato es tan bueno como cualquier otro, que todo lo que se busca es que sea consistente y cohesivo sin tener necesariamente que ver con lo que realmente ha ocurrido -dicho brevemente-, una ficción. En otras palabras, las restricciones de la realidad son ignoradas […]. Tal perspectiva es una absurda distorsión del concepto de constructivismo y de las contribuciones del analista (o del/a psicoterapeuta) a la situación analítica (o terapéutica) (Gill, 1994, p. 10)”. (De Merton Gill, en Liberman, 2014) (p. 301).

* Las notas entre paréntesis no pertenecen al texto original sino a mi intención de hacer extensiva esta reflexión a cualquier proceso psicoterapéutico, sin tener por qué ser desde el enfoque psicoanalítico.