Estoy de acuerdo con Roudinesco que, optando siempre por el sentido común, critica los excesos de las políticas identitarias: «Cada cual puede cultivar libremente su identidad siempre que no pretenda convertirla en un principio de dominación».

Recomiendo este artículo donde destaca la audacia que demuestra la ensayista a la hora de proclamar verdades incómodas. ¿Un ejemplo?: «El estudio de las representaciones identitarias parece un pozo sin fondo, pues induce a quienes se proclaman sus adeptos a reproducir discriminaciones que ya fueron combatidas para, a renglón seguido, inventar categorías que enfrentan a unos con otros, creando así una cultura de la denuncia perpetua que cataloga a cada cual en virtud de identidades cada vez más estrechas».

En “Rastros y huellas en las fronteras de la psicoterapia sistémica” defiendo posiciones similares a las expuestas por Elisabeth Roudinesco.

link: Élisabeth Roudinesco, una psicoanalista en el laberinto de la identidad (theobjective.com)