Intemperie, precariedad, resistencia íntima, herida infinita, vulnerabilidad, son los términos donde habitan las propuestas de Josep Mª Esquirol en su “filosofía de la proximidad”. Una perpleja mirada y reflexión sobre lo humano. Algunas de sus apuestas me conmueven especialmente por cómo son formuladas y desplegadas.

Un ejemplo: “Herida infinita es el término que, finalmente, veo más apropiado para expresar la incisión, profundísima y en forma de cruz apaisada, que nos llega hasta el centro del alma -o, mejor dicho, que genera nuestra alma-. De tal modo que vivir es, en el mejor de los casos, estar cerca de esta herida y obrar a partir de su vibración” (p. 13) (Esquirol, 2021) (En “Humano, más humano”).

En otro de sus textos afirma: “No hay plenitud ni fortaleza iniciales perdidas. Tampoco somos una herida. Somos juntura precaria, legible como vulnerabilidad. Y, lo mismo que la caída, la herida es posterior. La precariedad es posibilidad de herida como accidente, enfermedad, pasivo sujeto de violencia… La juntura es creación, inicio: un hilo une dos limites y, con esto, reflexión y vulnerabilidad entran en el mundo” (p. 172) (Esquirol, 2015) (En “La resistencia íntima”).