En una entrevista publicada en Ethic, el ensayista y filósofo italiano Nuccio Ordine (1958) hablando de Giordano Bruno (1548-1600), uno de los mejores ejemplos de pensamiento crítico de la historia, señala que:

“Las leyes que funcionan en la Tierra lo hacen también en cualquier otra parte del cosmos, son parte de la perfección de la mutación de la incertidumbre. Otra idea trascendental es que el conocimiento no puede ser utilitarista. Según Bruno, el filósofo, si era un verdadero filósofo, no podía entregarse ni al servicio del poder ni al del dinero. Hay más cosas. Una frase suya que me encanta es la que dice que «para el verdadero filósofo, toda la tierra es su patria». Está diciendo claramente que la patria no se limita al lugar de nacimiento, sino que es el lugar donde hay libros y buenos profesores, donde se puedan tener magníficos amigos con los que dialogar y de los que aprender. Para Bruno, la patria no se limita a la mediocridad de unas fronteras nacionales y de un territorio”.

Tres elementos perfectamente interconectados: incertidumbre, libertad crítica y universalismo. Desde la falta de certezas derivada de la vulnerabilidad humana y su finitud, solo resta mantener una posición reflexiva y crítica con nuestro sistema social y cultural, abogando por el amparo que encontramos en lo relacional, en el cuidado del otro, ante nuestra fragilidad.