Aceptar la fisura, nuestro estructural desarraigo
En4 abril, 2024 | 0 comentarios | Sin categoría |
Llevo días inquieto, esperando la llegada de mi primer nieto. Empiezo a experimentarme como abuelo, con el deseo y la esperanza de conocer a mi nieto, de acompañar a mi hijo y a su mujer en esta experiencia, nueva para mí. En estos momentos de clara incertidumbre me cuesta centrarme y acabo saltando de una cosa a otra; me cuesta escribir ordenadamente, por lo que prefiero leer, a trompicones, y abandonarme a los textos que van apareciendo azarosamente ante mis ojos. Esta ausencia de certezas activa la contemplación de (mi) nuestra herida natural como especie. Se hace evidencia y luz cuando, leyendo a Žižek, me encuentro con este texto:
“El hombre en cuanto tal es «la herida de la naturaleza», no hay retorno al equilibrio natural. Para estar en conformidad con su entorno, lo único que el hombre puede hacer es aceptar plenamente esta fisura, esta hendidura, este estructural desarraigo, y tratar en la medida de lo posible de remendar después las cosas. Todas las demás soluciones -la ilusión de un posible regreso a la naturaleza, la idea de una socialización total de la naturaleza- son una senda directa al totalitarismo. La misma lógica se aplica al feminismo: «no hay relación sexual», es decir, la relación entre los sexos es por definición «imposible», antagónica, no hay solución final y la única base para una relación en cierta manera soportable entre los sexos es el reconocimiento de este antagonismo básico, de esta imposibilidad básica” (p. 28, Žižek, 1989) (En «Sublime objeto de la ideología»).
Puede ser una imagen de una persona y bebé

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