«L., vivo en un caos, ya no sé cómo debo actuar. Esto que estamos viviendo las dos no tiene sentido es absurdo con «MAYUSCULAS», con lo cómplices que hemos sido las dos en tantas coas, con lo que nos queremos, como madre e hija. Esto no tiene lógica que tú carezcas de lo que yo pueda darte, mucho cariño y todo lo que necesites en todos los aspectos de la vida y deseo que seas muy feliz con tu vida, que es tuya: ya eres adulta para saber lo que te conviene. Estoy con los brazos abiertos, no sé si económicamente necesitas mi pequeña ayuda como siempre hemos hecho. Pienso y pienso dónde te he fallado de antemano te pido disculpas son saber de qué, y que tú me lo aclares si tú quieres. Yo no pienso pedirte explicaciones por nada sino vivir en paz como antes. Esto es una locura. Quiero sobre todo tu felicidad.
Tu madre.
Así al pronto, es una carta cariñosa escrita por una madre dolida porque su hija se ha alejado de ella.
Esta interpretación sería correcta si no conociéramos que al mismo tiempo que la enviaba había puesto una demanda judicial para que su hija le dejara ver a su nieta.
Si además conocemos a L., la historia familiar, y hemos ido al juicio, podremos asumir sin problemas que esta carta es un intento de controlar a la hija, de marcar el territorio materno, de chantajear con dinero el acercamiento, de hacerle ver que no hay por qué recordar el sufrimiento…