Deja que te bese
en ese instante
preciso y tambaleante.
Deja que te bese
ni después, ni antes.
Que mi abrazo efímero
sea inesperado,
y que el roce de tus labios
permanezca en un susurro.
Deja que te llame
solo para escucharte.
Deja que entrelace
tus dedos con los míos
sólo en el instante
que parezca transparente.
Susúrrame cuando quieras,
sin pensarlo,
las palabras tampoco son eternas.
Vivamos cada minuto
sin saber si será el último,
quizá no sea eterno,
para nosotros…. sempiterno.