Yolanda Reyes (2005) considera que el desarrollo de la lectura y escritura se inician desde la primera infancia y son esos primeros años los que proveen el sustrato básico para que una persona pueda desarrollar, a lo largo de su vida, alternativas cada vez más enriquecedoras para su crecimiento continuo, primero como lector interpretativo, sensible y crítico y, después como autor o coautor, participando en una permanente actividad de creador.
Este texto me recuerda mis primeros años de escuela, cuando el profesor de la asignatura de español nos solicitó redactar un cuento. Lo primero que él dijo al grupo es: “escriban todas las palabras y frases que las hagan sentir felices, tristes o enojadas. Después, ordenen por renglón todas sus ideas y enseguida se creará la magia.” Como siempre he sido muy metódica, seguí a pie juntillas las indicaciones de mi maestro y elaboré mi primer cuento.
El manuscrito trataba de una hormiga muy trabajadora que pasaba por muchas aventuras para conseguir un hogar porque el lugar en el que ella vivía no era de su agrado. A la distancia de aquel tiempo, y recordando detalles de ese cuento, supongo que mi hormiga era algo neurótica, porque cuando algo no salía como ella esperaba, se ponía negra de coraje…
Mi primer cuento fue todo un éxito, pues además de obtener una buena calificación, mi escrito fue seleccionado para participar en el concurso anual de “historias y cuentos” que realizaba el colegio y en el cual obtuve mi primer premio.
Referencias: