Desde que surge la literatura se han redactado innumerables obras que involucran al amor y al desamor. Aunque diametralmente opuestos, ambos sentimientos atraen por igual a hombres y mujeres, que buscan algo para lo cual aún no tienen una respuesta que los satisface.
Motivada por el tan solícito 14 de febrero, me propuse escribir sobre algunas obras que han esbozado el tema del desamor. Una de las lecturas que llamó mi atención es la de Santa Bañeres (1996) en donde afirma que la literatura amorosa es fruto del desamor. En este trabajo, la autora plantea que cuando somos seres plenos no necesitamos palabras, pero sí que las requerimos cuando algo nos falta. Entonces, ante la falta o la pérdida del amor, surgen relatos que alimentan la carencia de nuestro objeto de deseo. Este año coincide con el trigésimo aniversario de la publicación del primer libro de Rosa Montero titulado “Crónica del desamor.” En la crónica de la edición realizada por Alfaguara, la autora advierte que su obra muestra un instante de lo joven que era en la época en la que se desarrolla la historia. En la trama se entretejen una serie de situaciones de violencia de género, precariedad en el trabajo, crisis económica, homosexualidad y movimientos sociales que formaron parte de la juventud española de antaño y que nunca volverá a ser lo que fue. Sin embargo, es claro que estas problemáticas siguen aquejando a la sociedad actual, es decir, seguimos cayendo en los mismos errores y viviendo problemáticas similares (Montero, 2012).
Negar la existencia del desamor es olvidarse por completo del amor y es comenzar a morir. Así lo expresa Manuel Machado… “Sé que voy a morir porque no amo ya nada.”
La vibrante sensación del desamor nos puede conducir a una plácida tarde de lectura de obras como “De amor y desamor y otros poemas” en donde Mercedes Carranza logra estremecernos con frases como “Por un instante el mundo fue exacto y bondadoso y la vida algo más que una historia desolada” (Carranza, 2003). Pero como nos gusta navegar entre el desamor y el amor, surge entonces el libro “Remedios para el desamor” que comienza diciendo que el amor está en crisis porque el hombre contemporáneo vive sin soportes sólidos que lo conducen a un vacío o a la banalidad generada por el ritmo de vida actual. Vidas sin sentido que caen en situaciones absurdas a causa del nihilismo; incapaces de dar y recibir amor; por lo que es necesario que el amor no sólo sea conquistado, sino que se vuelva amable y que penetre gradualmente para que se engrandezca mediante la voluntad, la inteligencia y el compromiso (Rojas, 1990).
Si analizamos los textos que abordan al desamor, descubrimos que en todos ellos está presente intrínsecamente el amor y que los autores han sido hombres y mujeres que han sentido intensamente estos sentimientos. La rabia y desesperanza que nos provoca el desamor se enfrentan constantemente con la nobleza y lealtad del amor que nos producen la paz interior que requerimos para enfrentarnos a los retos que nos va presentando la vida.
Referencias:
