Dentro de los procesos de integración entre diferentes corrientes de la psicoterapia, procesos que me parecen imprescindibles de acometer seriamente, se agradecen las reflexiones, estudios y profundizaciones que caminan en esa dirección, como la que Esteban Laso realiza intentando encontrar elementos medulares de confluencia sobre el cambio terapéutico entre diversos abordajes:

«El cambio, terapéutico o no, no diferencia al pensamiento de la acción o la emoción, al individuo de la familia o el grupo. Incluso una mera modificación de la conducta altera la forma en que una persona se ve a sí misma, y concomitantemente, la manera en que se siente, en que experimenta el hecho de existir en el mundo, en que se relaciona con sus congéneres y aborda los avatares de la vida. Así pues, el concepto de «anagnórisis» es tan cognitivo como emocional y conductual; y sustituye al insight psicoanalítico sin perder de vista sus acertadas implicaciones psicológicas y su gestáltica metáfora de la «visión hacia adentro», complementándolo con sus implicaciones relacionales y sistémicas» (Laso, 2006) (En «Anamnesis, catarsis y anagnórisis: una miniteoría filosófica del cambio terapéutico», revista Redes, nº 17).