Impresionante la lucidez y valentía de las propuestas de Marcelo Pakman en su trilogía «El espectro y el signo», de la que se acaba de publicar en Editorial Gedisa la tercera parte, bajo el título «El exilio del Mesías. Buscando señales de vida en psicoterapia» (2022).

La capacidad del autor para situarse en una posición crítica y reflexiva, donde evitar, en lo posible, participar en las micropolíticas dominantes en el ejercicio de la psicoterapia, es admirable. Propone en sus textos una visión esperanzada, ética, estética y «teológica» de la psicoterapia, donde es preciso destacar la importancia de las singularidades, eventos fruto de la confluencia generada entre las personas participantes en el proceso psicoterapéutico. Nos regala una visión diferente y personal que lucha denodadamente por no sucumbir a los trillados caminos de los modelos teóricos y clínicos en psicoterapia sin renunciar a sus aportaciones.

Tomo un párrafo de su último libro que resume la propuesta de su trilogía:

«En cuanto al aspecto estético del sentido, no se trata de lo Bello en abstracto, sino de la importancia de la vida sensible como contrapeso de las micropolíticas de lo humano que privilegiaron la racionalidad como definitoria, cuando en verdad su ejercicio permanente no es una característica definitoria de lo humano (Pakman, 2011). El aspecto ético del sentido no se refiere a lo Bueno en abstracto porque nuevamente no es esa cualidad la definitoria de lo humano, sino a una inclinación a mejorar la vida haciéndola más justa. Con relación al aspecto teológico o mesiánico del sentido, no se trata del Dios de las religiones o de los dioses politeístas, sino de la inclinación hacia lo que no existe aún, o quizás no pueda existir, aunque no siempre lo sabemos con antelación, y se enlaza entonces con la cuestión central de la psicoterapia de moverse hacia lo que no es como las cosas están dadas hasta el momento» (p. 158) (Pakman, 2022).