Tomado del muro de Esteban Laso :

“Llegados a este punto, la duda más común en los principiantes es: “pero ¿cómo distinguir entre lo que es mío y lo que es de ellos? ¿Cómo no dejarme arrastrar por la contratransferencia?” Nuestra respuesta es que en realidad no hay un “mío” y un “tuyo” como entes separados y discretos: hay un “nuestro”, eterno y sutil, la corriente subterránea de emoción y necesidades compartidas que nos une, separa y trasciende. No es que mis emociones y las tuyas se “sumen” para crearla: al contrario, es de esa corriente continua que nacen aquellas –y con ellas, según nos diferenciamos, nuestra individualidad. Lo “mío”, si acaso, son los matices que esta corriente compartida adopta en mi vivencia “interna”, tallados en mi alma por mi propia historia afectiva: la forma concreta que adoptan mis necesidades al encarnarse en este momento, esta relación. Si reconozco esta forma, honro mis necesidades y las de los familiares; si no, las deshonro descarrilando la terapia, que es lo mismo que hacen ellos sin saberlo y por lo que no pueden escapar de sus síntomas por más que luchen”.

Imagen: “Explosión de emociones” de Svetlana Tiourina