La Justicia no reconoce a las víctimas
En12 febrero, 2021 | 3 comentarios | Sin categoría |

Es para los jueces y fiscales muy difícil salir del estereotipo de la madre cariñosa y abnegada.

Una prueba de esto es que si una abuela narcisista emprende un proceso judicial para pedir el derecho de visitas de sus nietos, se le dará de una u otra manera.

En el mejor de los casos (lo mejor para la hija de la madre narcisista, claro) es que las visitas se produzcan en un punto de encuentro. Pero, ay!!! En ese lugar, la abuela narcisista se comportará impecablemente y los profesionales darán informes muy positivos al Juzgado. Basándose en ellos, solicitarán que las visitas sean fuera del punto de encuentro, y por lo tanto, sin supervisión. Craso error. Al estar a solas, la abuela meterá en la cabeza de los nietos la idea de que «mamá es muy mala». Los niños no la creerán en un principio, pero ella sembrará la duda a base de repetir, de inventar historias, de mentirles, de comprar su afecto y su credibilidad con regalos o dinero. Vamos, que actuará como la bruja-madrastra de Blancanieves cuando le ofrecía a ésta la manzana envenenada.

Otra prueba más frecuente es el que se den las custodias exclusivas a las madres, rechazando los argumentos de los padres sobre la verdadera personalidad de sus ex. «Una madre no puede ser así».

No sé cómo podría evitarse que los niños no sufrieran el narcisismo materno, ahora que se ha detectado el perfil. Acepto sugerencias.

Por qué no me quieres, mamá

Cómo me gustaría que este libro lo leyeran muchos fiscales y jueces de Menores y de Familia!!!

Comentarios 3
Carmen Publicado el 13 febrero, 2021 a las 9:54 am   Responder

Exacto. Toda la razón.

mrfernandezamela Publicado el 17 febrero, 2021 a las 9:29 pm   Responder

Me gustaría hacer promoción en los juzgados. Qué me recomiendas?

Reme Publicado el 13 febrero, 2021 a las 8:37 pm   Responder

Con este post no que querido sino animar a los agentes judiciales a que amplíen su perspectiva y contemplen que hay otras víctimas no reconocidas, se mantienen en silencio, pero su dolor está ahí. Sólo hay que poner un poquito de atención.

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