Inventario
Si por cada derrota
tuviera una cicatriz
faltaría en mi cuerpo espacio
para poder escribir.

Más tatúo en él mis pasos:
quién fui y en quién creo
por quién siempre
creyó en mí.
Si aprendiera de mis derrotas:
mentiría.
Yo no pierdo,
sólo cambio la ruta.
No sé jugar a la vida,
tiende a cambiarme las cartas
y cuando canto cuarenta
me arrebata las 10 últimas.
Acumulo cuanto soy,
suelto el lastre que me quema.
Hay heridas abiertas
que sólo escuecen
cuando hay tormenta.
Si he perdido, me retiro.
Ya jugaré otra tirada.
No tengo prisa,
pues se que el camino
no siempre es cuesta arriba.
Porque puedo aseguro
que el mayor enemigo
siempre ha habitado conmigo.
Soy quien más me conoce
y me arrebato los sueños.
Hasta que decidí,
que sino podía vencerlo
lo haría caminar para mí.
Y así nos sorprendió la vida
ebrios los dos
una noche que se hizo día.
Un tic tac apremiante
que pedía seguir en ruta.
Los fantasmas resurgieron
como a quijote los gigantes
cuando solo eran molinos.
Me sorprendió la batalla
que no veía sancho panza,
porque hay guerras
que debes enfrentar a solas.
Recuerda:
La locura y la batalla
nunca avisan cuando llegan.
(17/11/18)

Dejar una respuesta

  • Más artículos