A veces ,
echo de menos
ser aquellos adolescentes
inconscientes,
felices
soñadores…
Aquellos que jugaban
a solucionar el mundo
desde una habitación
en cualquier colegio.
Quienes creían
en el voluntariado,
donde confundirse
estaba premiado.
«El mundo es de los valientes»
dijimos,
aunque fueran valientes equivocados.
Hoy,
me miro en el espejo.
¿Qué encuentro?
Una mirada cansada,
algunas ojeras
el reflejo, lejano
de aquellas sombras.