Desasosiego
En14 septiembre, 2019 | 0 comentarios | Blogs, Literatura, Sin categoría, Uncategorized | Etiquetas: , , , , , ,

Sé que las cosas pasan por algo…, lo sé.

También sé, que después de nuestras idas y venidas, no es normal que sigamos sintiendo lo mismo el uno por el otro…, pero lo sentimos, ¡y eso…, eso ya dice mucho! Vivimos empeñados en perder la ocasión de alimentar las ganas de sentirnos, de ir más allá de nuestra imaginación y dejar salir por nuestros poros las gotas de placer contiendas y alborotadas de nuestra salacidad. Ofrecer a la imaginación, el discurso de la carnalidad, dejar de ser quienes somos y otorgar  a nuestros cuerpos, el deseo y la apetencia de la excitación venérea, sin reparo alguno. Pero… no me dejas, me obligas a huir, y cierto es que, por más que huyamos, mostremos desinterés sobre eso tan fuerte que sentimos, nos envuelve un cúmulo de sensaciones imantadas, producidas por esta atracción corporal y espiritual , del uno hacia el otro —que no sabría decir cómo—, sólo sé que cuando sucede, aúna alegría y miedo, dolor y cariño, tristeza y felicidad…

¡Y me da miedo!

Sí, me da mucho, pero que mucho miedo, sentir esto tan fuerte que siento, porque sé, —que corro el riesgo de no ser correspondida—. En el corazón no se manda, esa frase, nos la insisten regularmente, los expertos en el amor, por desgracia, mi corazón, me obliga a estar siempre a tu lado, me recuerdan que es sólo un músculo y que no debería doler, pero no me hace caso, me pide con insistencia de buscarte si te vas, de encontrarte si te pierdes… hasta que todo vuelve a cobrar sentido. Entonces… ¿Quién soy yo, para cuestionar mis sentimientos? ¿Como puedo pedirle a mi corazón que deje de entregarse voluntariamente y se oponga a sentir?

Llevamos cuatro años o así en un constante tira y afloja.

Nos perdimos la pista y nos volvimos a encontrar, y todavía seguimos reprimiendo eso tan fuerte que nos gritó —¡parad ya!— ¡basta! de dificultar e impedir ese deseo violento e insaciable que tenéis de entregaros el uno hacia el otro. Pero… qué buenos somos desoyendo nuestros propios instintos, contradiciendo los designios de nuestra propia naturaleza invitando a nuestro corazón, a tomar cartas equivocadas, en esta lucha sin sentido. Seguimos igual que al principio, empeñados en aferrarnos a nuestros miedos, dudas e incertidumbres, renunciando por completo a la excitación,  y sobre todo al apetito sexual. Sé lo que siento cuando estás a mi lado, lo que me provoca sentir tu presencia, así como el sonido de tu voz, el roce de tu piel, y la sensación que provocas en mí cuando me miras, tocas o besas . Al igual, que sé el dolor que causa en mí sentir tu ausencia, tu desprecio… Y me da rabia tener que ocultarlo.  No sé que tengo que hacer para que sepas que ardo en deseos de estar a tu lado, de sentir tu calor, de sentirte y que me hagas el amor. Sentir el delirio erótico de cuando me posees, la exaltación morbosa de tus genitales introduciéndose en mi sexo.

Me siento sola, vacía y hueca.

Te deseo, echo de menos sentirte. Y si es pecado experimentar las sensaciones que siento y gritarlo a pleno pulmón, pues acepto el castigo, y como comprenderás amor, no estoy dispuesta a renunciar a ello, ni mucho menos a tí, es algo superior a mí, no lo puedo evitar amor. —¿Tienes idea de lo que significas para mí? Puede parecerte insólito pero ocupas el ochenta y cinco por ciento de mi cabeza, me estoy volviendo loca, ¡sí! por no saber definir lo que realmente siento por tí, y te mentiría si dijese que no es amor.

¿Que, qué es lo que veo en ti?…

Pues…, en tí veo a la persona, con el que creo poder llegar a tener las mismas creencias, propósitos, deseos, con el que poder ser una misma realidad. Veo al hombre, al amigo, al confidente, al novio y al amante, a la persona con la cuál me gustaría pasar el resto de mi vida. Pero sobre todo, veo al hombre que sin querer, fue ocupando poco a poco mi corazón y mis pensamientos y casi toda mi vida. Aquél que con sus actos hizo renacer en mí el deseo de intentarlo de nuevo y de querer pertenecer a alguien. Te veo a tí tal cual, sí tú, que me rescataste del abismo, y me salvaste de la soledad. Que nuestros caracteres sean distintos y ello te haga pensar que seamos incompatibles, es normal…, somos humanos, pero como tales deberíamos ser capaces de intentarlo sin hacernos daño. Siento celos y me atormenta la idea de que elijas a alguien en tu vida sólo porque coincidáis en carácter ¿Y los sentimientos qué… no cuentan?

No puedo decirte, que sea la chispa de locura que necesitas en tu vida, en cambio sí puedo asegurarte que eres la tranquilidad y la calma que necesita la mía. Y sinceramente, me siento bien cuando estoy contigo, me la paso bien hablando contigo, te mentiría si te dijera que no experimento cierta felicidad cuando estamos juntos, y seguro soy una insatisfecha, pero sería completa si tuviese la certeza de que a tí te pasa lo mismo. Dices que no estás preparado para una relación, y ¿Cuándo se sabe que se está preparado? Yo diría lo mismo, pero tengo la necesidad de intentarlo, si querías que mire por mí ya lo hice y ello implica que necesito que formes parte de mí y que seamos un nosotros.

¿Quieres que conozca a alguien? ¿Sólo por no ser capaz de afrontar eso que sentimos los dos y que ambos sabemos que es bonito? ¿Qué necesidad de hacernos daño y romper con nuestros sueños e ilusiones? Aunque conozca a alguien, me perseguirán tus recuerdos, como te persiguen los míos. No es una casualidad eso que nos está pasando, no lo mandes a la mierda. Cada camino que cojo para acercarme a ti, es un callejón sin salida, a veces incluso una bifurcación.

La palabra que mejor define lo que siento ahora mismo, es desasosiego…. Es la misma que siento cuando quiero tener una cita contigo, y pretendas que me convierta en un hotel con todo su encanto por dentro, pero que por fuera necesite una gran reforma, corriendo el riesgo de mantener el hotel cerrado, pero la terraza abierta para tomar cañas…

No quiero eso, te quiero a ti

 

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