Mujer, Madre, Vieja: tres ejemplos de la imposición hegemónica.
En9 noviembre, 2022 | 0 comentarios | Sin categoría |
Os traigo tres preclaros ejemplos de los efectos del modelo hegemónico de feminidad y de maternidad.
Mujer: Dice la actriz María Hervás, en una entrevista en «El Hormiguero» (26/10/2022), ante la pregunta: ¿por qué a las mujeres les atraen los chicos malos?:
«Creo que sobre la mujer siempre ha habido mucho más peso del ‘deber ser’, la Historia nos ha dicho mucho más que al hombre cómo tenemos que ser y siempre ha coincidido con las cosas más reprimidas. Algo como «reprímete para ser una buena mujer» (…) «Cuando te has reprimido tanto tiempo y de repente ves el negativo delante tuya de todo lo que existe y late dentro de ti pero no se te permite, para entrar en el catálogo de la buena mujer, te pone mucho, porque eso late y vive dentro de ti. No es porque te pongan los chicos malos es porque tú tienes algo de mala que no te dejan sacar».
Madre: Dice Jean Lazarre en una entrevista realizada por la publicación en español (5/07/2022) de su novela «El nudo materno» (1976):
“Quería hablar alto y claro, encontrar los mitos que a las madres nos asfixiaban porque no podíamos soportar las mentiras que decían sobre el hecho de ser madre sin dolor y siempre amorosa, mitos con los que no queríamos comulgar” (…) “La maternidad es una confrontación con la identidad propia y hace que despierten aspectos personales de formas muy distintas”.
Vieja: Dice Anna Freixas en una entrevista ante la reciente publicación de su libro «Yo vieja» (2021):
«Vivimos en una sociedad mercantilista. Todo lo que se puede comercializar, se comercializa. (…) Lo que te dicen es que la vejez es una enfermedad, que se puede tratar y que se puede medicalizar. Ahí surge todo ese comercio antiedad. Juega con el miedo de las personas y hace que la gente compre cremas y pague precios desorbitados por productos que son iguales que la crema Pepita de la esquina (…). Todo es una consecuencia del mandato del imposible deber de la belleza. Eso lo vivimos desde pequeñas y esa es la última etapa: esta manía de mantenernos jóvenes, sin arrugas y todo eso. Todo es una mentira. Al final te incitan a someterte a una cirugía que es agresiva y que te deja una cara inexpresiva, falsa y patética. Hay una belleza para cada edad, debemos saberlo».

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